La batería de un coche eléctrico es uno de los componentes imprescindibles de este tipo de vehículos, y en el caso de los de Tesla, más. El precio del vehículo, su autonomía y el tiempo en el que se pueden recargar son aspectos clave en los que los usuarios se fijan antes de realizar la compra de un coche eléctrico. Pero en el caso de la firma de Elon Musk esto cobra una importancia mayor. El motivo es porque, a menudo, se tiende a creer que este almacenamiento de sus coches tiene un desgaste mayor que en otros fabricantes. ¿Es así?
La batería de Tesla, la más apreciada
¿Sabías que hay muchos tipos de baterías para coches eléctricos? Este componente es la principal clave para atraer más usuarios a la electromovilidad, puesto que de ella dependen la autonomía, el precio o el tiempo de recarga, entre otros. Desde el momento en el que aparecieron los primeros de estos vehículos, las baterías han evolucionado bastante.
De hecho, gracias al enorme salto tecnológico surgido en los últimos años, cada vez hay más fabricantes de automóviles han optado por desarrollar nuevos modelos de coches eléctricos de última generación. En ello abarca la firma de Tesla, quien es hoy la gran referente del sector, también porque sus coches presentan un tipo de batería distinta a otros que podemos frecuentar.
De hecho, y como podemos apreciar en su Model S, la estadounidense de Tesla actualizó recientemente la batería que alimenta la versión más potente del modelo. Un coche capaz de acelerar de 0 a 100 km/h en poco más de dos segundos y que no cuenta con las novedosas celdas 4680, sino que mantiene las 18650, anteriores incluso a las 2170 que se estrenaron con el Model 3 y el Model Y.
Cómo son las que montan en sus eléctricos
Tal y como explica la propia Tesla, la batería que equipan sus eléctricos tienen una vida útil de aproximadamente 322.000 kilómetros, o 200.000 millas, por lo que esta seguirá rindiendo a pleno rendimiento hasta el último día.
Del mismo modo la compañía americana vuelve a hacer hincapié en la importancia de crear un sistema de almacenamiento con mayor vida útil, lo que reduciría de forma notable las emisiones por kilómetro recorrido por vehículos de alto kilometraje.
Así, en una de sus últimas investigaciones se demostró que los niveles de degradación exhibidos por los Model S y Model X tras haber recorrido más de 320.000 km son sorprendentemente buenos, pues los packs mantienen una capacidad del 90% a pesar del elevado kilometraje cubierto, e incluso el valor más bajo de la desviación típica se sitúa bastante por encima del 80%.
Fabricadas por Panasonic, la más popular suministrada contiene 7.104 celdas 18650 en 16 módulos de 444 celdas cada uno, capaces de almacenar hasta 85 kWh de energía, mientras que después llegaron los paquetes que almacenan hasta 90 kWh de energía. Después, los ingenieros de Tesla reconfiguraron las partes internas del paquete de baterías para albergar 516 celdas en cada módulo para un total de 8.256 celdas capaces de almacenar más de 100 kWh de energía, lo que permite a los coches disfrutar de un alcance superior a los 480 kilómetros.
Una apuesta por la eficiencia sin que comprometa el rendimiento
Con todo, la de Tesla y esta línea de batería es la apuesta por la eficiencia, lo que les está permitiendo dar un giro hacia las baterías de fosfato de hierro y litio (LFP). Ello sin que esto comprometa en exceso el rendimiento que caracteriza a sus productos. En la actualidad, la marca californiana crece a ritmos vertiginosos, de la cual pretende próximamente instalar única y exclusivamente baterías de tipo litio-ferrofosfato.
Este rumbo es porque son más baratas de producir, más duraderas, más ecológicas y más fáciles de obtener, ya que eluden el uso de níquel o cobalto en sus celdas. A cambio, presentan menos densidad energética y menos tolerancia a las temperaturas extremas. Sin embargo, la premisa de que no afecte al rendimiento es lo que se lleva toda su atención.