Este es el mayor peligro en tu conducción este invierno

Este es el mayor peligro en tu conducción este invierno

Jorge Majdalani

Cada año son muchas las zonas del país en las que la conducción en invierno con hielo y nieve se convierte en algo habitual. Cuando estos factores se convierten en compañeros de los conductores, aumenta notablemente el riesgo de accidentes. De por sí, el hielo y la nieve son peligrosos, pero lo son aún más si el conductor no sabe cómo afrontar el peligro de la forma adecuada, por lo que es importante saber cómo minimizar los riesgos.

El hielo pide extremar la precaución

Ante todo, y una vez el frío y el invierno se sitúan sobre la carretera, nuestra conducción se tiene que volver mucho más cuidadosa. Es una época donde las vías se vuelven más peligrosas y no por los propios conductores, sino por las condiciones climatológicas adversas que tienen una incidencia directa sobre ellos.

Es así que, según los datos que maneja el RACE, alrededor del 30% de los fallecidos y de los heridos graves se producen en la estación más fría del año. Ya sea por la lluvia, niebla, nieve o hielo, conviene extremar la precaución.

Porque que nos sorprenda una nevada no siempre significa que tengamos que interrumpir nuestro viaje, pero sí que hemos de extremar las precauciones y tomárnoslo con mucha calma. El motivo es porque, si hay mucha nieve, tendremos que poner unas cadenas para continuar, a no ser que tu coche lleve neumáticos de invierno o de todo tiempo, en cuyo caso no son necesarias. Pero es ahí donde puede aparecer, también el hielo, el mayor peligro.

Qué debemos tener en cuenta

Menos horas de luz y climatología adversa no se lo ponen en absoluto fácil a los conductores. De todos esos enemigos, posiblemente el más peligroso sea el hielo. No es que la niebla, el viento, la lluvia o la nieve sean baladí… pero el hielo tiene ese componente de sorpresa que no ocurre con el resto de elementos meteorológicos.

A la hora de conducir con hielo en la calzada hay una máxima: tranquilidad. De todas formas, hay una serie de técnicas que te ayudarán, pero es verdad que es mejor no tener que llegar a usarlas.

  • Velocidad adecuada. Si te aproximas a una zona en que hay o puede haber hielo reduce la velocidad antes de llegar a ella. Una vez en ella hay que intentar no mover el volante (o hacerlo de manera muy sutil, sin brusquedades).
  • Nada de frenadas bruscas. Una de las reacciones más habituales cuando uno siente que los neumáticos pierden adherencia es pisar el pedal del freno con fuerza. Es inútil, lo único que conseguirás es perder más el control. Resulta mas conveniente pisar suavemente, y repetidas veces, el pedal para disminuir la velocidad, sin llegar a perder el control del vehículo.
  • Movimientos de volante delicados. Si tu coche llega a deslizarse, es inútil que sigas los pasos que suceden en un sobreviraje o subviraje… pues sobre el hielo no hay tracción. Lo que hay que intentar es recuperarla, algo que solamente conseguirás levantando el pie del acelerador. Al volver a tener tracción, gracias al ESP (control electrónico de estabilidad), el coche va a recuperar por sí mismo la trayectoria que le indicas con el volante.

Peligro hielo conducción invierno

Olvídate de improvisar

Uno de los aspectos que más debemos prestar atención a la hora de nuestra conducción en invierno con hielo es el pedal del freno, el cual se debe usar con mucha suavidad, tanta como si se estuviera conduciendo un vehículo que no contara con ABS instalado. Lo mismo sucede con el acelerador, y es que pisar bruscamente cualquiera de estos pedales aumentará la probabilidad de perder el control del vehículo.

Asimismo, lo que deberemos contar es por optar por las marchas más largas que la conducción permita. El motivo es que éstas son las que aplican menos fuerza a las ruedas y, por lo tanto, se reducirá enormemente la posibilidad de patinar sobre el asfalto.

Ante esto, como decimos, hay que mantener también mucha precaución con el volante evitando giros inadecuados. Todo ello debe ir acompañado de una máxima precaución… y sí; de muy poca improvisación.

Toda precaución es poca, pero si a la hora de la verdad el coche no está en buenas condiciones para obedecer con eficacia nuestras órdenes, esto no sirve de mucho. Por eso es tan importante tener nuestro vehículo en buenas condiciones para no exponernos y exponer al resto de conductores a situaciones peligrosas.

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