Amazon es una de las empresas de venta online más importantes del mundo. Para serlo, necesitan de métodos de gestión de sus almacenes lo más eficientes posible. Es por ello que cada vez están utilizando más robots en sus almacenes, en detrimento de los humanos. De hecho, tardamos más en abrir al cartero, recoger el paquete, y abrirlo, que lo que realmente ha tenido un humano nuestro paquete en el almacén de Amazon.
Más robotización
22 años de experiencia permiten explorar muchos caminos para mejorar la eficiencia, y esta ha llegado a tal punto, que sólo es menos de un minuto lo que hace falta que un humano esté en contacto con nuestro paquete. Se limitan a recoger el paquete, meterlo en la caja, cerrarlo, y a por el siguiente paquete. Todo lo demás lo gestionan los robots.
Estos robots se encargan de colocar en el almacén todos los productos en sus respectivos sitios, con el fin de que estén mejor organizados y de que los humanos se encarguen de realizar otras tareas más ‘humanas’ que requieren de abstracción. Para que los robots fluyan ordenadamente, estos siguen unas líneas que están trazadas en el suelo del almacén.
Antes de la introducción de los robots en 2014, los humanos tenían que ir andando al almacén y coge el producto manualmente, lo cual se llevaba una gran parte del trabajo. Ahora, los Kiva (los robots que transportan los productos en el almacén) reciben las instrucciones de los empaquetadores, que les traen los paquetes.
Los robots cogen las estanterías, las levantan ligeramente del suelo, y la llevan automáticamente hasta la posición del empaquetador. El ordenador le indica al operario dónde se encuentra el paquete en la estantería, lo recoge, y el robot se va. El operario deposita el objeto en un cubo amarillo con un código de barras, que circula entre los 12 kilómetros de vías de transporte del almacén, hasta que llega al empaquetador.
Apenas 15 segundos de interacción humana
Antes de que el cubo amarillo llegue al empaquetador, a éste le aparece en la pantalla el tamaño de caja que necesita para empaquetar el producto. Algunos llegan a tardar 15 segundos en coger la caja, estirarla, meter plástico de burbujas y el producto, cerrar la caja, y soltarlos en la cinta para que una última máquina ponga el adhesivo con los datos del envío de Amazon.
Para cerrar la caja, usan pistolas que les dan la cantidad exacta de cinta adhesiva dependiendo del tamaño de caja elegido. Los empaquetadores sólo eligen la cantidad de plástico de burbujas. Para saber a qué camión debe dirigirse el paquete, un escáner analiza los datos del paquete, y redirige el mismo hacia la cinta adecuada. Por último, un operario pone el paquete manualmente en el camión de transporte, abandonando el paquete un almacén que tiene, en muchas ocasiones, más de mil empleados y un gran bullicio.