Es algo de lo que cada vez se habla más en todo tipo de eventos tecnológicos, y es que los sistemas de pago por medio de los terminales móviles como Amazon Pay, aunque de momento no están demasiado extendidos, especialmente en el viejo continente, cada vez se van introduciendo más en nuestras vidas cotidianas.
Sin duda estos sistemas de pago tienen como claro objetivo el de sustituir a las tarjetas de crédito y débito convencionales, método que ya en su día sirvieron como sustitutas, en parte, al dinero físico. Sin embargo, lo cierto es que cada uno de estos dos sistemas mencionados, los móviles y las tarjetas, presentan sus pros y sus contras para los usuarios, los que serán puntos fundamentales a corto/medio plazo para que estos finalmente decidan dar el paso hacia el pago móvil o no.
A pesar del avance tecnológico que nos supone el hecho de poder pagar con nuestro terminal móvil, que generalmente siempre llevamos encima hoy día, con respecto a las tarjetas, no difiere demasiado. Cierto es que en ambos casos podemos olvidarnos del dinero físico, necesitamos un sistema de autenticación, tenemos que llevarlo en el bolsillo, etc. Sin embargo, ambos modelos presentan una serie de ventajas sobre el otro, algunas de las cuales repasaremos en estas líneas.
Si empezamos a hablar del que se espera sea el método de pago del futuro, a través de nuestro smartphone, para empezar diremos que, aunque muchos usuarios por el momento sean reacios a adaptarse a ello, la seguridad es prácticamente la misma que con las tarjetas. Que los «amigos de lo ajeno» nos pueden robar y hacernos un desfalco en la cuenta, por supuesto, corremos ese riesgo, pero lo mismo sucede con el método tradicional.
Pero claro, la tecnología más puntera ofrece ciertas ventajas con respecto a los métodos más antiguos, sirva como ejemplo que gracias al software que acompaña al pago con el móvil, en el mismo momento de llevar a cabo el mismo, tendremos la posibilidad de comprobar si este se ha realizado de manera correcta, todo ello en el propio establecimiento. Del mismo modo estas aplicaciones nos permiten, sin necesidad de tener que ir al banco o cajero, tener un control total acerca de nuestro saldo, últimas compras, control de gastos o configurar estos monederos virtuales para que se adecuen a nuestras necesidades en cada momento. Cierto es que las apps correspondientes a cada una de las entidades bancarias hacen parte de estas mismas gestiones, pero con las de los pagos tendremos el apartado de las compras mucho más centralizado.
Por otro lado, nos encontramos ante la tesitura de continuar utilizando ese sistema que tan bien nos ha funcionado hasta la fecha, las tarjetas de crédito o débito. A priori una de las principales ventajas que este método ofrece a los usuarios es que ya sabemos cómo funciona, los peligros que su uso conlleva y, en gran medida, el modo de evitarlos. Además, hay que tener en consideración que, al menos por el momento, sabemos que en cualquier lugar en el que vayamos a realizar un pago, ya sea comercio, restaurante o bar de noche, sabemos que nuestras tarjetas, probablemente todas ellas, sean compatibles para realizar el pago, cosa que hoy día aún no ocurre con los pagos móviles.
Y la cosa no acaba ahí, ya que además de la mencionada compatibilidad por parte del vendedor, al pagar con el móvil también dependemos de otros aspectos con los que no tendríamos problema alguno al pagar con una tarjeta. Estas siempre, al menos en la gran mayoría de las ocasiones, van a funcionar, independientemente de la cobertura del lugar donde vayamos a pagar, el estado de la batería del terminal, los fallos de funcionamiento que el mismo pueda dar en ese preciso instante, el correcto funcionamiento de la aplicación asociada al método de pago, etc.
Se supone, al menos es lo que se espera, que con el paso del tiempo y la estandarización de los métodos de pago con móvil, todos estos posibles errores se vayan corrigiendo en la medida de lo posible o buscando métodos alternativos. Pero lo cierto es que, al igual que ocurrió cuando antaño se extendió masivamente el uso de las tarjetas, eso no significó, ni mucho menos, la desaparición de las monedas y los billetes. Es por ello que presumiblemente lo mismo sucederá ahora, ya que tanto el móvil como las tarjetas convencionales podrán vivir de manera conjunta y en total armonía en nuestros bolsillos durante muchos años.
¿Estáis dispuestos a realizar el cambio o pensáis que aún queda un tiempo para que el pago con el móvil sea aceptado por la mayoría?