La industria del cine comienza a fijarse en la tecnología de realidad virtual como uno de los campos que pueden servir en un futuro cercano para llevar las películas a otro nivel. A pesar de otros fracasos como el cine en 3D, que no han conseguido asentarse como se esperaba, proyectos y dispositivos como Oculus Rift, HTC Vive, Morpheus o Samsung Gear VR. ¿Será suficiente para ver un nuevo florecimiento del séptimo arte?
El descenso de espectadores en la salas de cine es un problema que preocupa y mucho al sector. Cada vez son menos las persones que asisten a las salas, bien ahuyentadas por los altos precios, bien por una falta de oferta cultural de una industria que cae muchas más veces de las que debería en el error de seguir tirando de segundas o terceras partes y fórmulas comerciales sobreexplotadas.
Cuando James Cameron presentó la película Avatar allá por el 2009, muchos pensaban que algo iba a cambiar con el impacto en recaudación que tuvo la película en las salas de cine, con unas cifras récord superando los 2.000 millones de euros en todo el mundo. Los números incluían además un excepcional dato para las salas que exhibían la película en 3D, pero por desgracia han pasado ya algunos años desde entonces y no se ha vuelto a crear un producto que genere un impacto o interés similar, lo que ha derivado en un pequeño estancamiento del 3D, que parece estar presente de forma forzada en ocasiones.
Los directores de cine se abren a la realidad virtual
Ahora la tecnología de realidad virtual puede continuar con la revolución que el 3D no ha sido capaz de rematar, pero por ahora no hay muchos cineastas que se atrevan con ella como revela Saschka Unseld, director de The Blue Umbrella que es de los pocos que se han atrevido a experimentar con los dispositivos de realidad virtual. Las posibilidades que ofrece esta tecnología para el espectador son francamente interesantes, con una sensación de realismo increíble y la capacidad de “meternos” literalmente en la película.
No obstante, los más conservadores achacan que aunque aspectos como un nuevo campo de visión ofrecido por estos dispositivos y las posibilidad de los mismos son interesantes, estaríamos cambiando el concepto de cine pasando de asistir al relato de una historia a “vivirlo” por nosotros mismos, lo que supondría que habría que crear un producto demasiado rompedor con el formato actual. La capacidad de empatía que podría aportar un casco o gafas de realidad virtual, sería el mejor método para hacernos sentir protagonistas desde nuestras propias butacas.
¿Os parece interesante la idea de realizar películas orientadas exclusivamente a la realidad virtual?