Locura para acabar contra la piratería: quieren prohibir cualquier dispositivo que pueda reproducir vídeo

Locura para acabar contra la piratería: quieren prohibir cualquier dispositivo que pueda reproducir vídeo

Carlos Zapatero

La piratería es uno de los grandes problemas a los que se ha tenido que enfrentar la industria audiovisual desde sus orígenes. Sin embargo, no ha sido hasta la irrupción de las nuevas tecnologías cuando este sector se ha visto ante la obligación de tener que encontrar medidas urgentes y eficientes para lidiar contra esta problemática. Pese a ello, parece que la propuesta de Sheila Cassells, vicepresidente ejecutiva de la Alianza Audiovisual Antipiratería, ha ido demasiado lejos. 

El desarrollo de cualquier solución tecnológica orientada hacia el consumo de contenido audiovisual pirata debe ser una de las grandes preocupaciones para todas las empresas de entretenimiento, según Sheila Cassells, actual vicepresidente ejecutiva de la Alianza Audiovisual Antipiratería.

Durante los últimos años, ha crecido de manera considerable el número de dispositivos desde los que podemos acceder a este tipo de contenido. La última novedad del catálogo de Apple es un buen ejemplo de ello. Además de los teléfonos móviles y las tabletas, así como los ordenadores, parece que las gafas de realidad aumentada o mixta, como las Vision Pro, se van a convertir en un agente más en este tablero. Una buena demostración del constante avance de la industria.

La prohibición de cualquier dispositivo como solución

“A nivel básico, y común a todos los dispositivos (…), a la AAPA le gustaría ver la prohibición de la producción, comercialización y distribución de cualquier dispositivo que pueda ser utilizado para infringir la propiedad intelectual”. O, lo que es lo mismo, su propuesta se basa en la prohibición de cualquier objeto que sea capaz de reproducir vídeo.

Si nos detenemos a mirar a nuestro alrededor, es probable que, sin darnos cuenta, vivamos rodeados de objetos susceptibles de recibir esta prohibición. Desde el monitor con el que trabajamos habitualmente hasta nuestro teléfono. Pasando por nuestra Smart TV o, incluso, nuestro lápiz USB si contamos con un ecosistema a su alrededor mínimamente completo para interactuar con él. 

Si analizamos al detalle la afirmación de Cassells, la realidad es que también estaría en peligro nuestra conexión a internet. Probablemente, el único denominador común entre la inmensa mayoría de elementos que nos permiten acceder a todo tipo de plataformas, aplicaciones y contenido descargado. 

Un problema histórico

Prohibir algo que ya es ilegal es redundante per se. Y la realidad es que actualmente cualquier producto cuyo único uso sea infringir la propiedad intelectual ya está contemplado dentro de los diferentes mecanismos de regulación europeos. No obstante, todavía queda un largo camino por recorrer en otras regiones del mundo, como es el caso de China, por ejemplo.

La directiva también afirma prohibir “todas las formas de publicidad, marketing directo, patrocinio, promoción de ventas y relaciones públicas que promueven dichos usos y servicios”. No obstante, la realidad es que actualmente la mayoría de los dispositivos con los que interactuamos en el día a día son capaces de ser utilizados para infringir la propiedad intelectual, sin embargo, no es su principal uso. Por tanto, la problemática no es el dispositivo en particular, sino la intención de los usuarios en el momento de interactuar con el elemento en cuestión. 

Uno de los casos que mayor repercusión han tenido durante los últimos años, y que se encuentran en una línea muy similar al argumento de Cassells, es conocido como el caso Filmspeler. En este caso sí que se pudo llevar a cabo la prohibición porque se percibía que se suministraba ya configurado para infringir la propiedad intelectual. Muy diferente a la exposición de la vicepresidente ejecutiva de la Alianza Audiovisual Antipiratería, en su petición de prohibir todo de facto como solución.

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