En este zoo tienen un motivo para pedirte que no le enseñes el móvil a los gorilas
¿Hay miedo a que provoquemos una situación catastrófica como la del Planeta de los Simios? Eso podría parecer, al menos en el Zoo de Toronto, en Canadá. Desde allí se ha publicado un comunicado en el que los responsables de las instalaciones solicitan a los visitantes que no enseñen sus móviles a los gorilas. ¿Pero qué creen que pueda ocurrir?
Si en el pasado las advertencias de algunos zoos eran que no les echásemos comida a los gorilas, hoy día la petición ha cambiado radicalmente. Lo que no quieren en un zoo canadiense es que te pongas cerca del cristal donde están viviendo los monos y que les muestres el móvil. ¿Por qué? Porque parece que los gorilas reaccionan tan mal como las personas a los estímulos de YouTube y TikTok. Tampoco sorprende teniendo en cuenta que compartimos gran parte del ADN con estos animales.
El gorila adicto a los vídeos online
De todo, menos de los móviles, de los vídeos y de todo aquello que les pueda resultar interesante. Al principio comenzó como una broma de alguien, pero luego cada vez más personas empezaron a poner el móvil pegado al cristal mientras reproducían vídeos. El objetivo era que los gorilas los viesen y comprobar cuál era su reacción. Se ve que todas estas personas no están al tanto de lo que nos cuenta el cine sobre estimular demasiado a los simios.
Entre todos los gorilas, hubo uno al que eso de los vídeos le enganchó de manera extrema. Se llama Nassir, y se ha convertido en, quizá, la primera víctima del mundo animal adicta a los vídeos online. Después de comprobar la forma en la que ver vídeos afectaba a su personalidad y a su día a día, los responsables del zoo decidieron tomar cartas en el asunto. Por ello, han puesto un cartel pegado en la cristalera donde solicitan a los visitantes que dejen de poner el móvil y que no le enseñen más vídeos al gorila.
Los vídeos le han pasado factura
Dice Maria Franke, que dirige uno de los departamentos más importantes del zoo, que la exposición a los vídeos ha cambiado el carácter del gorila. No solo le causa una distracción de sus quehaceres diarios, sino que también le ha llevado a tener cada vez menos relación con el resto de los gorilas. Y, tal y como Maria dice, Nassir ha dejado de tener una vida de gorila para concentrarse más en su pasión por los dispositivos móviles, los gadgets y, ante todo, los vídeos online.
Nos encantaría saber, eso sí, qué tipo de vídeos está viendo el gorila y cuáles son sus preferidos. Es una incógnita que estaría pendiente de ser resuelta. Nos da la sensación de que serán vídeos protagonizados por humanos y no por otros gorilas, aunque también podría ser que le gusten los de gatitos.
En cualquier caso, esta situación no es nueva. Hay otro suceso reciente que mostró una situación similar, pero en California, Estados Unidos. Allí un gorila del Zoo de Lincoln Park acabó igual de enganchado a los vídeos, comenzó a ignorar a los otros simios y si no llegan a ponerle freno los responsables del zoo, quién sabe si habría acabado como Tiktoker.
Pero si todo esto te parece rocambolesco, no te vas a imaginar lo que hace el tercer gorila adicto a los móviles. Se llama Jelani y lo que le gusta es que los visitantes le enseñen fotos de hembras de su especie. Lo más disparatado es que el gorila ha aprendido un gesto a modo de deslizado que utiliza cada vez que quiere ver una foto nueva. De locos.
Los especialistas del mundo animal se dividen sobre si es recomendable o no dejar que los gorilas vean vídeos o tengan acceso a pantallas y contenidos como estos. En algunos casos este contacto se realiza directamente desde la dirección del zoo, pero siempre de una forma controlada. Por ejemplo, los expertos creen que no se debería exponer a los gorilas a ese tipo de contenidos cuando todavía están en fase de desarrollo aprendiendo a relacionarse. Pero más allá de eso, incluso en el zoo de Toronto tienen sesiones de cine con los gorilas en las que les enseñan, sobre todo, documentales sobre otros de su especie. Y dicen que a las hienas les gustan las películas de Disney. De eso ya no te contamos nada más, te dejamos que te imagines a las hienas riéndose viendo Frozen.