Todos compramos online en Amazon y seguro que, en alguna que otra ocasión, hemos tramitado alguna devolución. Pero lo que no nos imaginamos son las consecuencias y efectos que tiene el hacerlo. Estas van más allá de las obvias y llegan a convertirse en un gran problema que genera una onda expansiva demasiado problemática como para que no la comentemos. ¿Qué se esconde detrás de las devoluciones de Amazon?
¿Alguna vez te has planteado qué supone que devuelvas un producto a Amazon? Tanto si se trata de un artículo que hayas comprado a un vendedor externo como si lo has adquirido en el propio almacén de la tienda online, las repercusiones de esta acción son elevadas. Estas consecuencias son tan altas que, en ocasiones, quizá te hayas sorprendido al descubrir que Amazon te devolvía el dinero de la compra y dejaba que te quedases con el producto que no querías. ¡Pasa muy habitualmente!
Costes extremadamente altos
Para muchos vendedores o incluso en el caso de la propia Amazon, gestionar una devolución supone pagar unos costes que llegan a ser excesivos. Si bien hay situaciones en las que el cliente tiene que correr con parte de los gastos tal y como suele ser frecuente en la mayoría de tiendas online, en Amazon no siempre es así. Por lo tanto, si gestionas una devolución gratuita, la tienda online tiene que pagar el coste de la tramitación de la devolución, el servicio de mensajería y reparto y luego todo el coste que suponga trabajar con el producto devuelto. Porque no pienses que, cuando devuelves un producto, el artículo se recibe y se deja en un almacén sin realizar ninguna gestión. En lugar de ello, tiene que pasar por un largo proceso hasta que se decide si es posible volver a ponerlo a la venta, si se reacondiciona o incluso si se devuelve a fábrica.
Por ello, tal y como te decíamos, no es raro que Amazon te diga que prefiere que te quedes con el producto y que, de todas formas, te devuelve el dinero. De esa manera se quitan de encima una serie de costes en procesos que posiblemente no le resulten rentables, al menos si el artículo no tiene un precio demasiado elevado.
Las devoluciones aumentan
En el año 2022 los vendedores, en Estados Unidos, sufrieron 816 mil millones de dólares en ventas perdidas. La cifra es exageradamente alta, pero todavía es más preocupante si se tiene en cuenta que, en comparación a 2020, supuso el doble de cantidad. La previsión es que, si todo sigue igual, el problema de las devoluciones va a continuar en aumento, lo que acabará haciendo que Amazon tenga que poner límites más firmes.
Y el problema no solo es económico, sino también medioambiental. Las estadísticas indican que, durante 2022, se generaron 24 millones de toneladas métricas en emisión de dióxido de carbono debido solo a las devoluciones de Amazon en tierras estadounidenses. ¿Te imaginas el volumen de contaminación que está generando simplemente esta tienda online? En un mundo que intenta luchar contra los efectos del cambio climático y de los residuos, resulta un problema de gran importancia.
Esto es lo que pasa al devolver algo
Pongamos que has hecho un pedido de Amazon y que parte del mismo no te convence. Has comprado, por ejemplo, dos camisetas. Y una de ellas no te queda bien, porque ya sabes que, con lo de las tallas, nunca se sabe. Así que comienzas con la devolución. La empresa de mensajería recoge el paquete y lo lleva a uno de los almacenes de devolución. Según estadísticas, en un producto de 50 dólares, el vendedor ya sufre la pérdida de un 66% del valor. Al mismo tiempo, los camiones de reparto contaminan y el embalaje también se convierte en un residuo que será más o menos problemático dependiendo de cómo se recicle.
Al mismo tiempo, hay mucho trabajo manual para gestionar la devolución. Hay que abrir el paquete devuelto, ver lo que hay dentro, revisar que se encuentre en buen estado y que no se haya producido ninguna irregularidad, tomar una decisión final sobre el reembolso y luego, como decíamos, ver qué se hace con el producto. Para una devolución de la que no se ha ganado absolutamente nada, es demasiado trabajo e inversión.
Si el producto en cuestión estaba defectuoso, la tienda tendrá que devolverlo al fabricante para que solucione lo que le ocurra y que se pueda volver a vender. Esto, en el caso de un dispositivo electrónico, puede llegar a ser realmente problemático, puesto que muchas reparaciones son más caras que el propio coste base del producto. Es decir, que lo que ocurriría, muy posiblemente, es que ese artículo acabaría en la basura. Y eso significaría una cosa: más residuos.
El final de las devoluciones gratis
De esto hemos hablado con anterioridad y es algo que se está viendo a la legua. El paraíso de las devoluciones gratuitas es obvio que acabará terminando pronto. Y quizá sea lo mejor para todos. Porque los clientes encuentran una gran comodidad en esta opción, pero como siempre, hay quien abusa demasiado del sistema y, al final, este se acaba rompiendo. Seguro que has oído en más de una ocasión los casos de personas que devuelven por devolver o que usan durante unos días antes de devolverlo luego para recuperar su dinero después de ese breve uso. Para Amazon, poner control sobre estos casos, es muy complicado. Por ello, lo más probable es que estemos viendo, en el horizonte, el final de un tipo de servicio que tiene los días contados.