El problemón que se le viene a la DGT con las etiquetas ecológicas de los coches

El problemón que se le viene a la DGT con las etiquetas ecológicas de los coches

David Soriano

España tiene un problema con la clasificación ecológica que realiza la DGT. Los distintivos ambientales no parecen tener en cuenta las emisiones reales de dióxido de carbono y esto hace que haya coches más contaminantes circulando con etiqueta ECO que otros de combustión sin derecho a pegatina.

En la actualidad hay en España más de 25 millones de vehículos para una población de más de 48 millones de habitantes. El número de coches en circulación aumenta, pero también lo hace la edad media del parque de automóviles, por lo que esto supone un desafío adicional para conseguir cumplir con los objetivos medioambientales a la par que no se mira hacia otro lado con los coches viejos

Distribución de las etiquetas ecológicas

La Organización de Consumidores y Usuarios propone una serie de alternativas más allá de una adopción del coche eléctrico que tampoco está siendo masiva. Para que nos hagamos una idea, actualmente hay un 28% de los más de 25 millones de vehículos que, según la clasificación actual de las pegatinas ecológicas de la DGT, no tienen derecho a la misma.

La distribución actual por tipo de etiqueta ecológica (con los últimos datos a finales de 2022) nos muestra que hay solamente un 0,8% de vehículos con etiqueta 0 emisiones, que corresponde a eléctricos o híbridos enchufables, a los que sumar un 4% de etiqueta ECO, para híbridos no enchufables, gas licuado de petróleo (GLP) y gas natural comprimido (GNC).

Etiqueta C coche ciudad

En cuanto a vehículos de combustión, con etiqueta C, la verde, hay actualmente un 35,9% de los vehículos (gasolina a partir de 2006 y diesel posterior a 2014). La etiqueta B, amarilla, está presente en el 31,2% de los vehículos (gasolina entre 2001 y 2006 y diesel entre 2006 y 2014).

Por tanto, observamos que más de una cuarta parte de los vehículos del parque automovilístico español no tiene derecho a etiqueta ecológica. Esto supone restricciones de acceso a la Zonas de Bajas Emisiones (ZBE) y, en lugares como Madrid, incluso a la M-30. De cara al próximo año, los 149 municipios que tienen más de 50.000 habitantes deberán activar antes del 1 de enero de 2024 una ZBE, para así reducir las emisiones contaminantes de los vehículos con motor de combustión y mejorar su calidad del aire. Esta es una información de interés especial para quienes necesitan desplazarse obligatoriamente en su día a día a lugares transitados donde no tienen su residencia.

El distintivo ambiental de la DGT necesita cambios

Si bien todos estamos de acuerdo en que hay que reducir emisiones, la propia etiqueta de la DGT presenta deficiencias en su sistema de clasificación, puesto que no tiene en cuenta tanto las emisiones reales de los vehículos sino el tipo de motorización.

La propuesta de OCU para adaptar el sistema de etiquetas propone que estas se centren más en emisiones reales y efectivas del vehículo más que en la tecnología del motor. Con los datos brutos en mano, hay vehículos nuevos diésel o gasolina de poca potencia que contaminan menos que ciertos modelos híbridos enchufables y de hibridación ligera (mild hybrid) de gran cilindrada que por sus emisiones reales deberían tener una etiqueta menos ecológica que la actual (que es la azul de 0 emisiones).

Por poner un ejemplo citado en otras de las demandas para que la DGT cambie su sistema, el Audi S8 TFSI, con una potencia de 571 CV y unas emisiones de CO2 de 260 g/km, que le obligan a pagar el tramo más alto del impuesto de matriculación, disfruta de las ventajas del distintivo ECO de la DGT solo porque su sistema de propulsión es mild hybrid. En cambio, un Seat Ibiza 1.0 TSI de 110 CV, que emite 116 g/km de CO2, debe conformarse con el distintivo C. Como vemos, las pegatinas no reflejan realmente la cantidad de emisiones de dióxido de carbono.

Otras soluciones que se proponen para tener una movilidad más sostenible a la vez que tenemos un parque de vehículos muy envejecido son las siguientes:

  • Que se informe bien y de manera centralizada sobre las principales características de las 149 zonas de bajas emisiones repartidas por España: regulación, extensión, accesos, situación de los aparcamientos disuasorios y comunicación con el transporte público, etc.
  • Que se señalice de forma clara la ZBE.
  • Que los municipios permitan hasta tres entradas al año a los vehículos sin etiqueta.
  • Que se construyan aparcamientos disuasorios en los límites de las ZBE, gratuitos y bien conectados con el centro mediante transporte público.
  • Que en las ciudades se apueste por una movilidad sostenible, fomentando el transporte público y la intermodalidad. entre otras medidas.

Con un parque de vehículos tan envejecido como el que tenemos, la situación a medio plazo es preocupante y de cierta incertidumbre sobre lo que va a pasar con los vehículos de combustión. Dar el salto a los vehículos ecológicos hoy en día tiene un precio prohibitivo, por lo que se puede forzar a estos conductores a comprar un eléctrico y que prefieran seguir con su coche viejo a comprar uno de combustión y que el día de mañana se apliquen nuevas restricciones o apostar por un vehículo eléctrico estando la situación de los puntos de carga en un punto tan deficiente en número y velocidad como hoy en día.

Como hemos visto, teniendo en cuenta que hay vehículos de gasolina y diésel actuales que son menos contaminantes que algunos híbridos enchufables, el Gobierno también debería plantearse, como la DGT, cambiar su sistema de clasificación para las ayudas. Actualmente solo hay ayudas para automóviles enchufables, que son caros y poco accesibles para una mayoría. Debería disponerse de la posibilidad de extender esas ayudas a coches con motor tradicional que sean poco contaminantes, para un perfil de comprador mucho más amplio.

Fuente > OCU

¡Sé el primero en comentar!