El rumbo de Microsoft tiene que cambiar de forma drástica. Ésta es la opinión de tres de los 20 principales inversores de la compañía, que buscan medidas importantes para relanzarla. Entre ellas quieren forzar la dimisión de Bill Gates como presidente.
El fundador del gigante informático está en el punto de mira de algunos grupos de inversores de Microsoft. Hasta ahora había sido Steve Ballmer, su todavía consejero delegado, quien había acaparado todas las críticas en la última década ante el rumbo tomado por la firma de Redmond y la pérdida de valor de sus acciones. El dedo empieza a señalar a Bill Gates por primera vez, aunque está por ver si éste y el consejo de Microsoft presta atención a estos inversores cuyas acciones en la compañía son superiores al 5%.
Aunque parezca un porcentaje bajo, cabe señalar que es superior al 4,5% que tiene el propio Gates. Se trata del mayor accionista individual en un gigante valorado en 277.000 millones de dólares pero que según estos inversores está contando con una mala estrategia de cara al futuro en el mercado de la tecnología.
Éstos apuntan a lo nocivo para la compañía de la presencia de Gates en el comité de nombramiento de la persona que sustituirá a Ballmer. Alan Murray, de Ford, y Stephen Elop, de Nokia, son los nombres que han sonado con más fuerza. Los inversores consideran «desproporcionado» el poder que ejerce Bill Gates en relación su participación cada vez menor en la empresa ya que vende unos 80 millones de acciones de Microsoft cada año de cara a no tener participación financiera en la firma en 2018.
Si bien han criticado con fuerza tanto a Gates como a Ballmer, no se conoce la alternativa que proponen para revolucionar y relanzar Microsoft en el mercado. Como vimos recientemente su progresión ha ido a la baja a pesar de la diversificación de su negocio. Su entrada tardía en el sector de los smartphones y especialmente en el de las tabletas así como su último sistema operativo, Windows 8, y su pérdida de presencia en Internet son solo algunos de los puntos menos elogiados por analistas y expertos. No en vano, la compañía ha ido perdiendo valor y se ha visto superada por otras empresas del sector como su gran rival Apple y compañías en auge como Google.
A pesar de seguir contando con unos beneficios anuales que rondan los 22.000 millones de dólares, la caída en las ventas del PC y la posible discreta acogida de su nueva consola, Xbox One, frente a su adversario PS4 podrían reducir con fuerza este nivel de ingresos en un futuro. Veremos qué medidas proponen los inversores más allá de un cambio de nombres en la dirección de la que aún es una de las empresas de referencia a nivel mundial.