Es una realidad que el sistema operativo Windows XP ha sido uno de los que mayor éxito ha tenido en la historia de Microsoft. Su aceptación por parte de los usuarios le ha situado como el más utilizado y vendido, por lo que no es de extrañar que todavía esté instalado en una buena cantidad de PCs.
Sólo la llegada de Windows 7, una excelente evolución por parte de los de Redmond, puso en jaque a Windows XP (que no se debe olvidar que se puso en el mercado en el año 2001). Muchos eran los que esperaban una Service Pack 4, pero parece ser que esto no ocurrirá ya que el año que viene los de Redmond ya han anunciado que dejarán de darle soporte, lo que también ocurrirá con Office 2003 e Internet Explorer 6. Una pena.
Por lo tanto, todos los posibles errores que se localicen de Windows XP, así como vulnerabilidades, no serán solucionadas al menos de forma oficial. Y, esto, pude resultar un problema importante para muchos usuarios, ya que no hay que olvidar que a día de hoy la cuota de mercado de equipos que utilizan esta versión del sistema operativo de Microsoft es del 37% (aunque se espera que el año que viene esta se sitúe por debajo del 10%).
Las cifras antes mencionadas han llevado a los de Redmond a plantearse el continuar con el soporte de actualizaciones críticas durante más tiempo, para que los piratas informáticos no se ceben con Windows XP -aunque la prioridad de esta no será alta-. Un pequeño respiro, todo hay que decirlo, y una decisión totalmente lógica por parte de Microsoft, que no podía “abandonar” de esta forma a una masa de usuarios tan importante.
La verdad, y aunque se aumente el periodo de tiempo durante el que se dará soporte crítico a esta versión de Windows, lo realmente recomendable es comenzar a pensar en una migración a un desarrollo superior de trabajo de Microsoft e, incluso, plantearse la opción de probar un sistema operativo diferente, como Linux. El tiempo de Windows XP se agota, y se deben tomar medidas respecto.