Mientras que por un lado el FBI ha tratado que la justicia le diera la razón a la hora de obligar a Apple a desbloquear el iPhone de los terroristas de San Bernardino, toma una postura totalmente contraria tras la decisión de un juez federal de revelar cómo funciona el software empleado para hackear la red TOR para rastrear a más de 1.000 usuarios el año pasado. Si no tiene éxito en sus exigencias, el Departamento de Justicia tendrá que acatar la decisión del juez y obligar a la agencia federal a desentrañar los secretos y técnicas informáticas de las cuales se han valido.
Navegar en Internet significa volcar a la red información al respecto de nuestra propia conexión a la red, sistema operativo empleado, dirección IP e incluso ubicación física desde la cual accedemos a Internet. Aunque hay muchos usuarios que no dan mayor trascendencia a este hecho, otros tantos prefieren preservar la privacidad y el anonimato en sus conexiones y evitar que terceros puedan tener un acceso tan sencillo a esta información.
Con la red anónima TOR se subsana parte de ese problema ya que permite acceder a la Deep Web sin que dejemos un rastro acerca de nuestra identidad y datos de sesión…o eso es que lo que se pensaba hasta que el FBI metió las narices el pasado año en esta red. La polémica es doble al igual que sucede en el caso del terrorista y vuelve a sacar a la palestra el argumento de “el fin justifica los medios”. El año pasado, más de 1.000 ordenadores fueron rastreados una vez que el FBI consiguió hackear la red TOR, que dejó de ser anónima y permitió la identificación y captura de personas acusadas de delitos de pornografía infantil.
El FBI podría haber pagado 1 millón de euros para piratear TOR
A raíz de aquello surgió una investigación paralela tras la cual el juez federal Robert J.Bryan ordenó al FBI revelar qué técnicas había utilizado para hackear la red anónima, de forma que pudiera arrojar luz a los letrados de la defensa de los usuarios. Pero la agencia federal junto con el propio Departamento de Justicia han pedido mediante una apelación al juez que reconsidere la petición, ya que no están dispuestos a desentrañar las herramientas malware que se emplearon para identificar a los usuarios de la red.
El FBI tiene una causa abierta en la que se le acusa de haber pagado 1 millón de dólares a la Universidad de Carnegie Mellon por el desarrollo de una herramienta informática que permitiera violar el anonimato de TOR, pero parece que tras la negativa de Apple en el caso del desbloqueo del iPhone, no están dispuestos a conceder más victorias legales en este tipo de casos peliagudos.