
Las tablets, phablets o smartphones se han convertido a día de hoy en un elemento casi imprescindible para la mayoría de los usuarios en su trabajo diario, algo que tiene muchas ventajas, sin duda, pero que también podría traernos serios problemas.
Esto se debe básicamente a que gracias a la versatilidad y gran número de funciones de los que estos dispositivos móviles disponen en la actualidad, en ocasiones nos fiamos demasiado de los mismos a la hora de almacenar todo tipo de información relativa a la empresa o al acceder desde el mismo a contenidos muy delicados y que podrían acarrear serios inconvenientes a la compañía.
De hecho recientes estudios han demostrado que un 34% de los profesionales acceden a las cuentas bancarias de la compañía y realizan transacciones desde sus teléfonos «del trabajo». Es por ello que cada vez se llevan a cabo más operaciones financieras desde estos dispositivos móviles, pero no solo desde el departamento financiero de la firma, sino que también altos directivos o incluso los empleados.
A todo esto hay que sumarle el hecho de que muchas de estas operaciones se realizan por medio de redes WiFi, por lo que la inseguridad a la que estamos exponiendo los datos bancarios corporativos aumenta considerablemente. Pero la cosa no acaba ahí, ya que el reciente informe denominado Global Corporate IT Security Risks que han llevado a cabo empresas de seguridad tan reconocidas como Kaspersky Lab y B2B International, ha revelado que el 33% de los bancos y servicios de pago no ofrecen un canal seguro para efectuar operaciones on-line.
Para que nos hagamos una idea de lo peligroso que supone para una compañía el hecho realizar este tipo de acciones a través de dispositivos móviles, diremos que tan solo en el último trimestre de 2015 se han detectado más de 300.000 nuevos códigos maliciosos en dispositivos móviles. Asimismo los troyanos que más crecimiento han sufrido en los últimos meses son precisamente aquellos encargados de robar credenciales en sistemas de pagos móviles.
A pesar de todos estos datos, la tendencia está claramente al alza en lo que al uso de banca móvil corporativa se refiere, todo ello con los peligros a los que exponemos a la economía de la compañía, donde las cifras que se mueven por regla general son muy superiores a las transacciones y operaciones que puede llevar a cabo un usuario particular.