La experiencia de usuario se ha convertido en un punto muy importante tanto para las empresas como para los internautas. Si una web no carga o tarda demasiado, los usuarios no volverán a consultarla y eso se traduce en pérdida de clientes que son muy difíciles de volver a recuperar. Aquí entran en juego las CDN.
Este tipo de problema se produce por varios motivos, sobre todo en las páginas web que tienen mucho tráfico cuando todos los usuarios intentan acceder a ellas. Y es aún peor para aquellos que se encuentran telemáticamente más lejos de las máquinas (llamadas comúnmente “servidores de origen”) que sirven la página web. La solución pasa por redistribuir el contenido a través de una red de distribución de contenidos o CDN (Content Delivery Network).
El funcionamiento es muy sencillo, de cara al usuario final la CDN hace las veces de servidor de contenido, poniéndose “delante” del servidor de origen del cliente, almacena de forma transparente el contenido en todos los servidores repartidos alrededor del planeta y se encarga de servirlos para el usuario durante un tiempo determinado. El objetivo de distribuir el contenido es maximizar los recursos del servidor con el fin de mejorar el acceso a los archivos; así, cuando el internauta accede a los datos, en lugar de acceder al servidor de la web se conecta a un servidor más cercano, mejorando radicalmente la percepción de velocidad de los sites.
Las empresas que utilizan una CDN disminuyen el tiempo de respuesta de entrega de sus contenidos, reducen la latencia y aceleran la carga de sus páginas. El internauta recibe una respuesta a su petición en pocos segundos, incluso si el servidor de origen no está disponible por algún problema o una parada programada, ya que el contenido está distribuido y replicado, dando el tiempo necesario al propietario de la web para solucionar los problemas. La CDN también permite obtener estadísticas en tiempo real sobre el comportamiento de los usuarios, como registro de páginas o geolocalización. Asimismo, al ser una capa perimetral, también sirve como primer escalón de defensa ante ataques informáticos.
Una de las ventajas de una CDN es su alta escalabilidad, pudiendo expandirse en poco tiempo y manejando gran cantidad de datos y usuarios. Grandes empresas como Netflix, la mayor plataforma de contenidos multimedia, utiliza un sistema multicdn para dar servicio a más de 44 millones de miembros repartidos en 50 países de todo el mundo.
Imaginemos un usuario situado en Miami que solicita un contenido de vídeo en Madrid. En cada conexión al vídeo, sin CDN, la petición recorre un trayecto muy largo, ocasionando lo que se llama buffering o pantalla en negro al tardar en cargar. Por el contrario, con una red de distribución de contenido como es la empresa española Transparent CDN, el vídeo se sirve desde el nodo situado en Miami, por lo que se carga más rápido y sin apenas retardo.
Las medios de comunicación son usuarios naturales de las CDN y prácticamente el 100% usan alguna o varias de ellas para sus servicios. Por otro lado, la capa de seguridad permite a las empresas que no tienen recursos tecnológicos suficientes añadir una barrera natural protectora para su negocio. Por ejemplo, en tiendas o eCommerce, donde es tan importante la seguridad.
En definitiva, la utilización de una CDN es una apuesta segura, ya que permite acelerar la carga de las páginas, mejorar los tiempos de respuesta y la experiencia de usuario a la vez que se ahorra en costes para la web.