Desde que tengo un aspirador robot resulta que limpio más en casa, ¿no debería ser al revés?

Teóricamente, comprar un robot aspirador significa liberarte de la tarea de limpieza y poder abandonar, de una vez por todas, el uso de la escoba. Pero, curiosamente, y como seguro que ya sabes si tienes uno de estos equipos, el introducir un Roomba o similar en tu vida provoca algo que no esperarías: ¡que comiences a limpiar más! ¿Cómo se explica eso?
Vengo de una generación en la que es obligatorio que haya una silla en la entrada de la habitación, y no se usa precisamente para sentarse. La silla es el objeto sagrado del cuarto, el lugar donde se acumula la ropa «usada», pero que todavía no está sucia. En los bordes de la silla se colocan bolsas colgando. Cuando la silla ha llegado a un punto crítico, quién sabe dónde acabarán las siguientes cosas. ¡Pero qué cerdo! No me culpes, cúlpale a los Berzas o a los Inhumanos, esos grupos musicales que me guiaron en mi adolescencia. Por eso, que un robot limpie por mí, era algo con lo que había fantaseado toda mi vida.
De hecho, es uno de los productos que más ha crecido en los últimos años. De las primeras roombas que iban por la casa dándose golpes para ubicarse hemos llegado a modelos con múltiples cámaras y decenas de sensores que se conocen mejor nuestra casa que nosotros mismos. Seguramente, estos aspiradores modernos han limpiado en rincones a los que nosotros nunca hemos llegado (y eso que llegar a los rincones no es su especialidad por esa forma redonda que tienen).
Espera, el Roomba necesita ayuda
Algo dentro de mi cerebro ya se imaginaba que esto no era simplemente dar al botón de encendido y que el robot para fregar o aspirar se pondría a limpiar las habitaciones de manera implacable. Pero, como ya estaba decidido a comprar el dispositivo, enterré ese pensamiento de duda en lo más profundo de mi psique para poder salirme con la mía. Al final es cuando me encontré con la cruda realidad: hay que configurar, probar e incluso ayudar al robot.
¡Pero hay que ver! Es indudable que un robot aspirador que se mueve por el suelo deslizándose a velocidad absurda no está al nivel de lo que se veía en los dibujos animados que miraban al futuro. El robot que limpiaba en Los Supersónicos era algo distinto, la típica promesa de soñador del mañana que posiblemente no se cumpla hasta que ya sea demasiado tarde para quienes estáis leyendo esto. Pero esa decepción en el estreno del robot no fue lo peor, lo peor es que, como te decía antes, comprar el aspirador ha supuesto comenzar a limpiar más.
La casa como los chorros del oro
Pero no gracias al robot, al menos no únicamente. El principal problema que me he llegado a encontrar con el aspirador es que no es un todoterreno inteligente que pueda ocuparse por sí mismo de cualquier aspecto de la limpieza al que tenga que prestar atención. Sí es cierto que aspira y que se mueve por el suelo, que se cuela debajo de los muebles y que hace otras virguerías, como servir de transporte para tu gato, pero no es infalible en la limpieza. Por ejemplo, te tienes que asegurar de tener el suelo recogido para que, al limpiar, no esté encontrándose con tantos obstáculos que se le acaben quemando los circuitos (no, eso no va a pasar, tranquilo).
En una casa con niños (y sin ellos, para qué nos vamos a engañar), imagina lo que significa: te va a tocar estar recogiendo de forma constante para que el robot no tenga problemas en la limpieza. Tras comprar el robot, recogerás el suelo más de lo que lo has recogido en toda tu vida. No volverás a dejar calcetines tirados por la habitación, y eso es algo que le puedes contar a tu madre para que esté orgullosa, porque después de cuarenta años lo habrás conseguido. Pensarás en lo que tiene que hacer el robot y le darás soporte en todo ello.
Hasta que te acostumbres, incluso estarás pendiente del aspirador para ir viendo cómo avanza y con qué tipo de problemas se encuentra. Te descubrirás a ti mismo dándole tanta ayuda que pasarás minutos y minutos pendiente de él y ayudando con la limpieza. En conclusión: limpiarás mucho más de lo que puedas imaginar. Llegará un momento en el que te relajarás un poco, pero tus hábitos de limpieza, para ese día, ya habrán cambiado, al menos ligeramente.
Esto es, sin duda, algo positivo. Un cambio que se recibe de muy buen grado y que hará que empieces a tener unas rutinas más organizadas y saludables dentro del entorno de tu hogar. Hasta te encontrarás a ti mismo pasando el plumero, porque entenderás que no tiene lógica que el suelo esté limpio si, al mismo tiempo, tus estanterías tienen tanto montón de polvo que ya no es fácil reconocer el color negro en la armadura de esa figurita de Darth Vader.
Quizá nunca te lo habías planteado, pero, aunque la idea de comenzar a limpiar más y ser más organizado suena terrible, ahora mismo me parece un gran argumento de marketing para vender robots aspiradores. O quizá lo diga porque ya he comprado el aspirador y no hay marcha atrás. En cualquier caso, mira mi suelo, limpio, organizado y sin obstáculos. No mires mi silla, porque sigue llena de ropa. Para eso, de momento, no he encontrado ningún robot que me ayude.