He parado de meterme maratones de series en Netflix y ha sido la mejor decisión que he podido tomar

He parado de meterme maratones de series en Netflix y ha sido la mejor decisión que he podido tomar

Justo Romanos

Me ha costado mucho, pero al final he conseguido quitarme de encima el vicio que le tenía a los maratones de series en Netflix. Y justo al desconectar es cuando he comenzado a verlo todo más claro y entender que ha sido la mejor decisión que podría haber tomado.

La conclusión de este texto no es que me haya dado de baja de Netflix o algo parecido. En realidad, la limitación de cuentas acaba de llegar al país donde me encuentro y he decidido mantener la suscripción estoicamente. Sigo viendo Netflix, pero lo que no estoy haciendo son jornadas intensivas en las que me trago una temporada entera del tirón.

Una vez empiezas, es difícil parar

Las plataformas de streaming cambiaron el juego al que estábamos acostumbrados en televisión. Por lo general, veíamos un episodio a la semana o, como mucho, dos capítulos. Luego había un montón de reposiciones, pero es obvio que no las veías o las dejabas de fondo mientras estabas haciendo otras cosas. Además, las emisiones en vivo tienen anuncios, y eso cambia mucho la dinámica respecto a las maratones de Netflix.

Cuando entró en la ecuación Netflix y llegaron determinadas series, nuestro día a día cambió. Yo tengo que reconocer que comencé con lo de las maratones con Daredevil. Como lector de cómics desde los tiempos de los X-Men de Claremont, siempre había esperado que se hiciera una serie como esa. El atracón de capítulos fue salvaje y rápidamente se instauró eso de «un capítulo más» que te llegaba a empalmar uno tras otro, casi como cuando tienes una caja nueva de Ferrero Rocher y no puedes parar de comer.

Había nacido un «monstruo»

El primer maratón de Netflix llevó al siguiente, y al siguiente, y al siguiente… algunos eran con series que, de verlas semanalmente, tengo muy claro que no las habría visto. Muchas de ellas las he borrado de mi mente, pero de otras me acuerdo (hablo de ti La monja guerrera). El problema con estas maratones es que llegas a un punto de no retorno en el cual ya no quieres parar por muy poco que te esté gustando la serie, porque significaría que esas cuatro o cinco horas que ya has invertido acaban tirándose a la basura. Y sigues viendo la serie hasta el final. Luego llega el arrepentimiento, pero al menos la has terminado.

Al mismo tiempo que continuaba con mis maratones de series me daba cuenta de otras cosas. Por ejemplo, que mi perfil de Letterboxd, donde vas haciendo un checklist de todas las películas que ves, se había quedado bastante parado. ¿Por qué no había visto esas películas que tenía en mi watchlist y que estaban en mi cara en Netflix, Disney+ y las demás plataformas? En poco tiempo se habían acumulado un montón de estrenos que me estaba muriendo de ganas de ver. Pero, aunque era consciente, al final volvía a la práctica de la maratón. Cada viernes o sábado por la noche llegaba el momento y, con la ayuda de la cafeína, la serie acababa del tirón sí o sí.

Eso me acabó pasando factura. Veía con claridad el problema, pero maratón tras maratón resultaba difícil ponerle freno. El final de las cuentas compartidas habría sido la excusa perfecta para dejar Netflix. «Me doy de baja, y listo». Pero acabas volviendo. Además, hay muchos motivos por los que no dar de baja teniendo en cuenta que vivo en familia y que son muchas personas las que la usan en casa.

Adiós a los maratones

No obstante, ha acabado llegando el momento. Ya llevo un tiempo sin hacer maratones, no he tenido que darme de baja y tampoco he abandonado totalmente las series. Sigo viendo algunas, pero en su justa medida, con reproducción de episodios más lógica y sin darme esos atracones que me acababan llevando por el camino de la amargura.

Es cierto que veo menos series. Pero esto me ha permitido ser un poco más selectivo. En algunos casos, hasta estoy esperando a que se emita una segunda temporada de la serie para comenzar a verla. Veo claro que las plataformas de streaming cancelan mucho a la ligera y no estoy como para perder el tiempo iniciando historias que no sé si al final podré terminar de ver. En su lugar, he recuperado las películas. Y es una buena satisfacción. Mi perfil en la web que mencionaba antes vuelve a estar cargado de películas vistas y aunque no todas son buenas, al menos con las malas solo «pierdes» 2 horas de tu vida. Además, recuperé algunos grandes clásicos que hacía tiempo que no veía y que reconfortan mucho más que ver dos episodios de una serie mala.

También vuelvo a disfrutar de otras aficiones a las que Netflix y otros servicios de streaming estaban eclipsando. Antes me quedaba tiempo solo para jugar a ciertos juegos online, y llevaba tiempo sin iniciar ninguna aventura larga en condiciones. Le estoy poniendo solución. Lo mismo me pasa con mangas y cómics que tenía apilados sin poder leer. No te voy a decir que hago más deporte, porque no sería verdad, pero, al menos, estoy usando mi tiempo de una manera más equilibrada.

Con todo esto en cuenta, no puedo negar que espero con ganas el día en el que la burbuja del streaming bajo suscripción se rompa y demos paso totalmente a la generación de los canales gratis con anuncios. De nuevo pausas para ir al baño, a la cocina, un poco de charla con la familia…, pero a ser posible, eso sí, sin 20 minutos seguidos de anuncios.

Algunas alternativas a Netflix nunca terminaron de apostar por los maratones y han ido estrenando un capítulo de una nueva serie cada semana. Esto lo hemos visto en HBO Max, Prime Video de Amazon o Disney+. De esta forma, nuestra serie preferida no nos quitará más de 20, 40 o 60 minutos a la semana.

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