El 5G o red móvil de quinta generación lleva años siendo parte de nuestro día a día y avanzando para llegar a todos los puntos del país ofreciéndonos baja latencia, más velocidad, mejor cobertura. Son muchas las ventajas pero no todos están contentos… ¿Es el 5G malo para la salud? En los próximos párrafos veremos qué dicen los expertos en sanidad pública.
Seguro que en los últimos meses y años has visto todo tipo de declaraciones, mitos o negacionistas que hacen manifestaciones en contra del 5G por el gran peligro que supone para nuestra salud, por los importantes riesgos e incluso es el culpable del coronavirus y otras muchas teorías conspirativas. Hay recogida de firmas y plataformas contra el 5G que buscan prohibirlo. ¿Tienen razón? Expertos, estudios y organizaciones profesionales dedicadas a las radiaciones desmienten todo esto: no hay riesgo, no hay peligro. Pero vayamos por partes.
Cómo funciona el 5G
Tanto el 5G como las redes WiFi que utilizamos a diario y no suponen ningún riesgo. Son ondas no ionizantes, ondas de radiofrecuencia como las torres de radio, el horno microondas, la línea eléctrica. Las ondas del 5G, como el WiFi, son ondas no ionizantes. ¿Y qué significa esto? la radiación que se puede considerar peligrosa es aquella que es capaz de llevar a cabo el proceso de ionización o, lo que es lo mismo, un fenómeno en el que se extraen los electrones de los átomos circundantes. Estamos continuamente expuestos a radiación del sol, por ejemplo, pero no solo eso sino que acercarte a alguien o que te toque alguien ya es una fuente de radiación superior a la que te influye por la exposición al 5G. Una persona puede generar mucha más radiación que una red o 5g. Y hay otras muchas ondas o radiaciones no ionizantes que no suponen un riesgo para la salud: la de los teléfonos móviles, las líneas eléctricas, las torres de radio.
En el caso del 5G la potencia de transmisión de la antena es mucho mayor en comparación a versiones anteriores. Por ejemplo, se necesitarían 20W para una red de tecnología 4G o 3G pero una antena 5G tiene una potencia de transmisión de 120W. ¿Eso implica que es un riesgo? No, las potencias son superiores pero los riegos para la salud siguen siendo nulos, como han demostrado muchos estudios, como recalca continuamente la Organización Mundial de la Salud y como explicamos a continuación. Tanto es así que, utilizando el ejemplo de la antena, una bombilla tendría un consumo de 60W. La bombilla está a dos o tres metros de ti en tu casa frente a la gran distancia que te separa de la antena. ¿Qué significa esto? Que el impacto de la bombilla en tu cuerpo es más de un millón de veces mayor que el impacto de 5G en tu cuerpo.
Qué dicen los estudios
¿Supone el 5G o los campos electromagnéticos un riesgo para la salud? Sí, pero con una exposición miles de veces superior a la que “sufrimos” en la actualidad. Podrían suponer un riesgo multiplicando por miles los niveles de exposición recibidos, pero es por ello que se regulan y controlan. En niveles actuales, es totalmente inocuo y así lo han recogido numerosos estudios y publicaciones… De la OMS, del CCARS…
En una publicación del año 2014, la Organización Mundial de la Salud daba explicaciones sobre los efectos de los teléfonos móviles en nuestra vida, en nuestra salud en la publicación: “Campos electromagnéticos y salud pública: teléfonos móviles”. En este estudio o publicación, la OMS indica lo siguiente: “En varios estudios se han investigado los efectos de los campos de radiofrecuencia en la actividad eléctrica cerebral, la función cognitiva, el sueño, el ritmo cardíaco y la presión arterial en voluntarios. Hasta la fecha, esos estudios parecen indicar que no hay pruebas fehacientes de que la exposición a campos de radiofrecuencia de nivel inferior a los que provocan el calentamiento de los tejidos tenga efectos perjudiciales para la salud. Además, tampoco se ha conseguido probar que exista una relación causal entre la exposición a campos electromagnéticos y ciertos síntomas notificados por los propios pacientes, fenómeno conocido como «hipersensibilidad electromagnética”.
También en el año 2020, un documento publicado insistía en que no hay estudios científicos que demuestre la relación entre el 5G y los efectos sobre la salud. Como explican los periodistas y expertos Alberto Nájera y Juan Carlos López en BBC, el calentamiento de tejidos es el principal mecanismo entre campos electromagnéticos de radiofrecuencia en el cuerpo humano y este posible efecto, explican los expertos, es insignificante.
Ya lo explicaba el Comité científico asesor en radiofrecuencias y salud (CCARS) en el año 2020 con la publicación de “5G y salud”, un documento de más de veinte páginas donde se da respuesta a las principales dudas e inquietudes que podemos tener sobre este tipo de tecnología y en el que se concluye lo siguiente: “¿Podemos estar tranquilos? Sí, en función de las evidencias científicas disponibles. Cabe esperar que los niveles de exposición previsibles no cambien significativamente y, en todo caso, no podrán superar los límites máximos permitidos que garantizan la salud pública respecto a emisiones electromagnéticas”. Además, añaden: “El CCARS continuará realizando un seguimiento de los resultados de los estudios que se vayan publicando sobre los niveles reales de exposición de la población tanto en relación con las redes 5G que estén operativas en todo el territorio nacional y del uso de los dispositivos que utilicen esa tecnología. Al mismo tiempo el CCARS asume la responsabilidad de informar y comunicar a la sociedad y las partes interesadas la información más relevante sobre los efectos sobre la salud de la tecnología 5G.”
Tras analizar toda evidencia científica de estudios epidemiológicos de cohortes y caso-control sobre los radiofrecuencias en la salud, los expertos del CCARS concluían que no existe riesgo teniendo en cuenta los niveles habituales de exposición de la población. Para ello, además, han utilizado bibliografía y han revisado todos los estudios posibles entre la relación entre el uso del smartphone y los tumores cerebrales, por ejemplo, concluyendo que no existe una relación entre ambos y que el teléfono no aumenta la probabilidad de padecerlos. Ni a nivel cerebral ni en el desarrollo de tumores en el sistema nervioso central. Además, explican, no hay evidencias de la hipersensibilidad electromagnética.
Lo mismo ocurre con la mencionada ICNIRP, la mayor asociación de expertos sobre radiación en el mundo. En una publicación en el año 2020 explicaban que era totalmente segura. Según recogía The Guardian en marzo de dicho año, el director senior de la ICNIRP, Jack Rowley, explicaba que del 90% del tiempo que utilizamos un teléfono con 5G, sólo un 1% recibimos la máxima radiación permitida. Además, explican, cuando funcionan a máxima potencia (algo que no ocurre siempre) y cuando más lo acercamos al cuerpo (en el momento de las llamadas) sólo recibimos un 50% de la radiación máxima permitida.
¿El 5G da cáncer? Según la clasificación de los máximos especialistas en la Agencia Internacional de Investigación contra el Cáncer, se considera que el 5G tiene una clasificación 2B. ¿Significa esto que puede darnos cáncer? No. El grupo 2 son “posibles carcinógenos” divididos en A o B según alta probabilidad o baja probabilidad. En el caso del 5G se ubica justo en el segundo: con baja probabilidad. La Organización Mundial de la Salud clasifica los campos electromagnéticos de radiofrecuencia como agentes carcinógenos de categoría 2B o, lo que es lo mismo, con muy bajo riesgo. Al igual que el WiFi, el 5G cuenta con este bajo riesgo en la categoría realizada por la OMS por lo que no debe preocuparnos.