¿Firmar o no firmar la tarjeta de banco? Esa es la cuestión. No importa si se trata de una tarjeta de crédito o de débito, la mayoría de ellas cuentan con una franja blanca que piden la firma del titular. Pero, ¿qué pasa si no la firmo?
Puede que nunca te hayas fijado en la parte trasera de la tarjeta, más que para ver el CVV. Sin embargo, el espacio blanco que contienen en el reverso es para poner nuestra firma. Aunque casi nadie hace esto, porque la mayoría usa los móviles como método de pago, firmarla podría ponerte en un serio peligro.
¿Para qué sirve la firma?
Mucho antes de que las tarjetas tuvieran chips, incluso antes de que tuvieran información codificada en una banda magnética, la firma era la única forma autenticar una compra con tarjeta de crédito. Era el sistema más seguro que había.
En teoría, cuando llegaba la nueva tarjeta del banco por correo postal, el titular debía firmar inmediatamente el reverso. De esta forma, cuando se usaba la tarjeta para comprar algo, el dependiente pedía que se firmase el comprobante de venta y así se comparaba la firma de ambas. Si coincidían, la compra estaba lista. En caso contrario, podían rechazar la compra por sospechar que la tarjeta había sido robada. Además, uno de los aspectos que se ha mejorado con el paso del tiempo es que ya no se ralentiza la compra de productos al no tener que solicitarse.
No obstante, en la actualidad, en algunas ocasiones se solicitará un PIN o, como mucho, una firma electrónica para validar y finalizar el pago. De modo, el uso de la firma ya se ha vuelto una acción innecesaria tanto detrás de la tarjeta, como el de la tarjeta misma.
Por este motivo, algunas personas preferían escribir «VER DNI» en vez de su firma. De esta forma, el empleado solicitaría el documento de identidad, y comprobaría la firma del DNI con la del comprobante de venta. Sin embargo, es raro que algún establecimiento compruebe las firmas de las tarjetas. Básicamente, porque tampoco es experto en caligrafía.
¿Debes firmarla?
En la actualidad, cuando compramos algo con la tarjeta del banco, las transacciones se autentican con un código generado con el chip. Visa y Mastercard, que son las más usadas en nuestro país ya no requieren la firma en cada compra. Como mucho será necesario introducir el PIN. Aun así, cualquier comercio puede pedir la firma y por eso sigue estando la banda blanca en el reverso. De hecho, Visa y Mastercard tienen normas que dicen que las tarjetas sin firmar no son técnicamente válidas.
No obstante, si pierdes o te roban la tarjeta, bastará con notificar al banco y desactivarla para que nadie pueda usarla. Incluso si no te das cuenta inmediatamente, los bancos cuentan con una responsabilidad legal por cargos fraudulentos que tiene cierto límite. Por lo que es posible que el seguro cubra cualquier estafa de este tipo.
Aun así, hay algunas personas que prefieren no firmarla para que los ladrones no puedan suplantar su identidad al firmar las compras. Si se aprenden la firma y lo hacen en tu lugar, podría ser complicado demostrar que no has sido tú quien ha hecho esa compra. Sin embargo, hoy en día casi nadie lo comprueba, por lo que daría igual tener la firma o no.
Hay otras personas que también se niegan a esto porque no les permite pagar con diferentes tarjetas, sin tener en cuenta la firma de cada una de ellas. Es posible que se use una caligrafía diferente para la personal y otra para la del trabajo. Además, también puede ser más fácil de prestar a familiares o amigos para que compren en tu nombre con tu permiso.
Hoy día, con la normalidad y cantidad de las compras online, se usa un sistema más fiable y sencillo que el pago con tarjetas. Por ejemplo, cuando haces compras directamente con tu dispositivo móvil, este autentica tu propia firma con biometría, asegurando así, que no es otra persona la que está realizando la compra por ti. Lo mismo ocurre cuando las compras son a través de Internet: no es la firma la que demuestra que eres tú sino que se trata del código de seguridad CVV que encontramos en el dorso de la tarjeta.
¿Y qué ocurre en el caso de que tu tarjeta de crédito o débito no tenga espacio para la firma? ¡No entres en pánico! Lo cierto es que no es nada que deba preocuparte. Cada vez hay más entidades de tarjetas que están comenzando a prescindir del espacio dedicado a la firma. Los motivos ya te los hemos comentado, puesto que, al fin y al cabo, se trata de un tipo de sistema arraigado en el pasado que en estos tiempos no tiene tanta utilidad.
Por lo tanto, como es lógico, en los casos en los que no hay espacio para la firma, no tienes ni que planteártelo. Al igual que, con los diferentes sistemas de seguridad actuales se gana en seguridad, además de que se consigue una mayor agilidad en la finalización de las transacciones. Sin embargo, en general ya no es necesario firmar la tarjeta de crédito, ni siquiera la solicitan en las ventas actuales, y tampoco suelen solicitar el DNI. Y cuando lo hacen, únicamente se bastan de comprobar los datos del titular de la tarjeta con los datos que aparecen en el carnet de identidad.
En cualquier caso, recuerda que, incluso sin la firma, debes ser cuidadoso con la forma en la que proteges tu tarjeta de crédito. No se la dejes a ninguna persona, no la expongas para que te la puedan ver y no compartas los datos de la tarjeta a través del teléfono salvo en situaciones muy concretas en las que, además, tengas confianza absoluta. En estos tiempos, por otro lado, ten muy en cuenta la importancia de la monitorización online de los movimientos que se hacen con tu tarjeta. Eso evitará que te acabes encontrando con alguna sorpresa.