Tu jefe debería ofrecerte una jornada intensiva en verano y los motivos son aplastantes

Las empresas que se acogen al horario laboral intensivo en los meses de junio a septiembre obtienen ventajas evidentes que casi siempre repercuten positivamente en sus cuentas. Si tu puesto de trabajo permite una jornada continuada, deberías mostrar a tu jefe los motivos por los que debería ofrecértelo en verano.
Quedan muy pocos días para la llegada de la estación estival y, por mucho que la climatología vaya desacompasada con el calendario, muchas empresas han comenzado ya con la jornada continuada. En algunos casos les avala el propio convenio, y en otros simplemente una visión más actualizada de la importancia de los recursos humanos.
En los casos en los que el horario forma parte desde el inicio de un acuerdo con el trabajador, es habitual que se establezcan periodos del año en los que la jornada se extiende levemente, con el fin de permitir reducirla durante el periodo estival. Si durante 9 meses el personal completa 20 minutos extra de trabajo efectivo, las cuentas le permiten reducirse una hora diaria durante los tres restantes. De ahí que sea común un horario intensivo de 7.00 a 14.00 o de 8.00 a 15.00 entre los meses de junio a agosto, ambos incluidos, o de julio a septiembre. Los acuerdos y turnos concretos pueden variar, por supuesto, en cada caso.
En otras situaciones, en los que no hay convenio ni pacto concreto, muchas empresas, motu proprio, proponen a sus trabajadores sustituir la jornada partida por un horario continuado, y normalmente adelantado. De este modo, por poner un ejemplo, alguien que acostumbra a trabajar de 9.00 a 18.00 o de 10.00 a 19.00, con una hora entre medias para comer, podrá sustituir su horario por un 7.00 a 15.00, o por un 8.00 a 16.00.
Una y otra decisión tienen beneficios mediables para la compañía empleadora, que podrían resumirse en estos:
1. Conciliación familiar
En los meses de junio y septiembre, la mayor parte de los centros de educación infantil y colegios reducen su horario, de modo que los niños salen de clase varias horas antes de lo que lo hacen el resto del curso. Además, los campamentos de verano, a los que podemos recurrir en los meses de julio y agosto, tienen también horario de mañana.
Cuando los trabajadores deben adaptarse a un horario prolongado, se suelen ver obligados a hacer malabares para cuadrar su parada para comer con la recogida escolar. Además, deben contar con quien se encargue de los pequeños en las horas restantes, lo que se traduce en estrés, mala concentración y desánimo como poco. Todo ello, claro está, en detrimento de la efectividad laboral.
2. Aumento de la productividad
Trabajar concentrado durante un periodo de tiempo determinado, sin grandes interrupciones, facilita mejorar la efectividad del tiempo invertido. Parar a comer y regresar después a tu puesto supone, no sólo una interrupción del ritmo, sino además una caída en el rendimiento. Volver con el estómago lleno y después de muchas horas de actividad puede producir somnolencia y desconcentración. Mucho más en un momento del año en el que la temperatura modifica nuestra energía.
A esta certeza le debemos sumar la motivación que supone para la mayoría de los empleados disponer de la tarde libre para compartir con sus seres queridos o para desarrollar actividades de ocio. Una persona motivada trabaja más y mejor.
3. Reducción del absentismo laboral
Descansar un número suficiente de horas, comer en casa y evitar así ultraprocesados, o disponer de tiempo para practicar deporte se traduce en un mejor estado de salud. Es por ello que el horario continuado, y mucho más la jornada intensiva, facilitan una mejoría del bienestar físico y mental de los asalariados.
A mejor salud, obviamente, menor necesidad de solicitar bajas médicas o días de descanso por enfermedad, que tienen un efecto sobre los beneficios empresariales, el cumplimiento de los plazos de entrega o el volumen de producción.
4. Ahorro económico
Cada hora que los empleados pasan en su casa y no en el lugar de trabajo es una hora que el empleador no paga electricidad ni aire acondicionado, entre otros muchos gastos.
También se benefician económicamente los trabajadores, que reducen el número de desplazamiento con su vehículo o en transporte público, no se ven obligados a comer fuera de casa, a tomar el café… Y, en el caso de tener hijos, ahorran en guardería o en extraescolares.
5. Retribución en forma de tiempo
Para muchas empresas, especialmente las pequeñas y medianas, las subidas de sueldo repercuten directamente sobre la posibilidad de mantener puestos de trabajo. Sin embargo, muchos empleados encuentran motivos diferentes al sueldo para estar satisfechos en la empresa, entre los que se incluyen el horario laboral y el teletrabajo, entre otras muchas ventajas.
Salir un poco antes los viernes o disponer de un horario en verano más acorde con las necesidades familiares y de ocio son ventajas para muchas personas equivalentes a una subida de sueldo. Al fin y al cabo, ambas ventajas se traducen de forma necesaria en un ahorro económico.