La colisión de dos estrellas de neutrones podría acabar con la vida en la Tierra
Hasta ahora, ninguna de las explosiones masivas entre estrellas de neutrones se ha producido en nuestra galaxia. Pero, si ocurriera, la Tierra se encontraría en una situación crítica. Los científicos creen que el efecto de esta colisión acabaría con la vida en nuestro planeta.
Que dos estrellas de neutrones choquen no es lo más habitual del mundo. Pero, a lo largo de los años, la astronomía nos ha demostrado que hay que esperar lo inesperado. Debido a ello, los científicos no quieren que perdamos de vista las posibles colisiones entre estas estrellas.
El temor a las kilonovas
Lo que se produce cuando dos estrellas de neutrones colisionan es una explosión conocida como kilonova. Quizá también te suene con el nombre de macronova y su efecto no es precisamente uno que pase desapercibido. Las kilonovas que se han registrado hasta el momento, todas ellas fuera de la Vía Láctea, han sido terribles. La cantidad de rayos cósmicos que se liberan podría llegar a diezmar planetas y a causar unos efectos desastrosos en aquellos cuerpos del espacio que estuvieran en sus alrededores.
No se cree, en estos momentos, que exista un gran peligro de colisión de dos estrellas de neutrones en la Vía Láctea, puesto que solo hay registradas diez posibles estrellas de esta categoría que podrían llegar a producir una fusión. No obstante, que la cifra sea reducida no implica que no haya un gran nivel de miedo a que ocurra.
¿De verdad sería tan grave?
El trabajo que han realizado y publicado desde la Universidad de Illinois en Urbana-Champaign, donde la astrónoma Haille Perkins ha liderado un equipo de astrónomos en la investigación, dice que sí, que nos tendríamos que preocupar muchísimo. Pero el secreto de las consecuencias de esa colisión de estrellas se encontraría en algo tan obvio como la distancia. ¿Dónde ocurriría? Eso es lo que nos tenemos que preguntar. Y no solo a qué distancia, sino también en qué posición respecto a nuestro planeta. En la práctica, llega a ser tan determinante que nuestro planeta se encuentre lejos como que no esté en la trayectoria en la que son disparados los rayos cósmicos capaces de aniquilar la vida sobre el planeta.
Según los cálculos que ha publicado el estudio, podríamos sobrevivir si estuviéramos a una distancia de 35 años luz en el caso de que la trayectoria de los rayos cósmicos no apunte hacia nosotros. La situación se complicaría en la situación contraria, dado que necesitaríamos una distancia de 300 años luz para que no se terminara la vida en la Tierra si estuviéramos apuntando a la misma dirección. Estos datos son muy importantes y tienen más utilidad de la que se pueda imaginar a primera vista. Al fin y al cabo, ocurra una cosa u otra, posiblemente haya pocas posibilidades de reaccionar para proteger el planeta. Pero lo que creen los astrónomos es que esta información debería ser tenida en cuenta en el momento en el que comiencen a valorarse planetas y lugares del espacio para su futura colonización.
Ya sabemos que la colonización del espacio avanza a máxima velocidad y que se están analizando muchos exoplanetas y lugares en los que quizá podrían llegar a asentarse comunidades de ciudadanos de nuestro planeta. Con esta información, sería posible determinar si hay planetas o lugares que estén en un mayor nivel de riesgo y, por lo tanto, evitarlos en futuros planes o iniciativas.
Volviendo al impacto de los rayos cósmicos sobre la Tierra, los científicos describen que lo que ocurriría en nuestro planeta sería lo siguiente. Primero, la capa de ozono de la Tierra quedaría destruida. Eso haría que los rayos gamma pasaran y provocaran un efecto devastador. En cuatro años la capa de ozono se habría recuperado, pero para ese momento ya sería tarde, puesto que la radiación se habría colado en el planeta y haría efecto durante miles de años. La conclusión sería demoledora: extinción absoluta de toda la vida en la Tierra. Pero como afirman en el estudio, es poco probable que esto ocurra, al menos en nuestro planeta. Dicen, lo que tampoco tranquiliza mucho, que hay otras opciones de extinción masiva más probables, como por algo provocado por el Sol.
Y en el caso de que se produzca una kilonova relativamente cerca sin que llegue a terminar con nuestra existencia, lo que mencionan es que acabaría con los dispositivos tecnológicos e Internet dejaría de funcionar, al menos inicialmente, y luego se quedaría visible en el cielo durante un largo periodo de tiempo. Por interesante que pueda sonar, lo cierto es que estamos más tranquilos sin que se produzca ninguna de estas colisiones en nuestra galaxia.