La empresa Intel fue fundada en el año 1968 por Gordon Moore y Robert Noyce. Hasta hoy. Pero no solo es el mayor fabricante de circuitos integrados del mundo sino que uno de sus creadores está también tras una de las leyes más importantes para el hardware de las últimas cinco décadas: la Ley de Moore.
¿Qué es para qué sirve la Ley de Moore? ¿Por qué ha sido fundamental desde su publicación en los años sesenta? ¿Qué implica? ¿Cómo se aplicará en las próximas décadas? Estas son solamente algunas de las preguntas más habituales que solemos leer cuando tratamos de encontrar información sobre esta ley.
La Ley Moore fue desarrollada por el ingeniero Gordon Moore cuando corría el año 1965, como detallaremos más adelante. Además de explicarnos desde un punto de vista muy práctica todo lo que tiene que ver con la tecnología, también es una de las leyes que concentra un mayor número de referencias cuando nos planteamos cómo será el sector de la informática y de la tecnología en el futuro. Especialmente en todo lo que hace referencia a las nuevas generaciones de los procesadores y a todo lo que tiene que ver con el rendimiento de los equipos que utilizamos en el día a día. En este artículo te contamos qué es la Ley de Moore, por qué es tan importante, cómo nos afecta y qué pasará en un futuro.
Qué dice la ley y para qué sirve
La Ley de Moore debe su nombre al ingeniero Gordon Moore, encargado de su redacción. Moore fue director de los laboratorios Fairchild Semiconductor y posteriormente fue uno de los padres fundadores de la popular marca Intel. Pero también el padre de esta ley relevante a día de hoy para el hardware y los ordenadores.
¿Qué dice la ley? Básicamente y de forma muy resumida, la Ley de Moore explica que la velocidad de procesador o la potencia del procesamiento general de los ordenadores se duplica cada dos años, lo que se traduce en un aumento del rendimiento y una disminución en el costo por transistor. Esto ha sido un factor clave en el desarrollo de la tecnología de la información y ha permitido el aumento de la velocidad, la capacidad y la eficiencia de los ordenadores y otros dispositivos electrónicos. Es la estrategia seguida por los fabricantes de la industria para explicar la cadencia. Lo primero que decía la ley en su enunciado era que “el número de transistores por unidad de superficie en circuitos integrados se duplicará cada año”. Pero se modificó pasado un tiempo.
En 1975, Gordon Moore modificaba su propia ley y cambiaba la idea original que hablaba de duplicar cada año. En diez años se había quedado obsoleta así que se modificó para adaptarse. En esta modificación pasaba a hablar de una cadencia cada dos años. Es decir, el número de transistores por unidad de superficie en circuitos integrados se duplica cada dos años. En eso consiste la Ley de Moore.
Más que una ley en sí, la de Gordon Moore es una predicción o una tendencia que explica cómo los desarrolladores se comportan en el lanzamiento de la tecnología.
Entre algunas de las características de la ley de Moore nos encontramos con un progreso tecnológico acelerado. Esta ley ha sido un motor importante del progreso tecnológico y ha permitido un ritmo de desarrollo acelerado de la tecnología. Asimismo, ha permitido una mejora continua en el rendimiento y la eficiencia de los dispositivos electrónicos, lo que a su vez ha mejorado la vida de las personas y ha transformado la forma en que trabajamos y nos relacionamos.
La ley de Moore también ha permitido una reducción en el tamaño y el coste de los dispositivos electrónicos, lo que ha hecho posible la creación de nuevos productos y ha abierto nuevas oportunidades para la tecnología. Así que se puede resumir en que ha tenido un impacto significativo en la industria tecnológica, incluyendo la forma en que se diseñan y fabrican los dispositivos electrónicos y la forma en que se compiten las empresas.
Pese a que la ley ha ido evolucionando con el paso de los años, no podemos olvidar que el ritmo al que avanza la tecnología actual ha sido más que suficiente que este marco legal requiera de una actualización constante para poder ser lo estable que debería. Y es que factores como la Inteligencia Artificial se han unido al desarrollo tecnológico para que el avance de los procesadores, y de la potencia de los mismos, crezca a una velocidad que sería especialmente complejo de anticipar.
Ventajas del uso de la Ley de Moore
La Ley de Moore se ha manifestado en la industria tecnológica aportando múltiples beneficios, que ni siquiera hemos caído en que era gracias a ella.
La Ley de Moore ha permitido un aumento constante en la capacidad de procesamiento de los microprocesadores, lo que ha permitido el desarrollo de computadoras y dispositivos más poderosos y versátiles. Además, a medida que los transistores se hacen más pequeños, también se vuelven más eficientes en términos de consumo de energía, lo que permite la creación de dispositivos más portátiles y duraderos. Y, por supuesto, hay una disminución en el coste por transistor, lo que ha permitido que los dispositivos electrónicos se vuelvan más accesibles y asequibles para una amplia gama de personas.
La miniaturización de los transistores también ha permitido un aumento en la densidad de la memoria, lo que ha resultado en una mayor capacidad de almacenamiento y una mejor gestión de datos. Incluso, la Ley de Moore ha permitido el desarrollo de nuevas aplicaciones y tecnologías, como la inteligencia artificial, la realidad virtual y aumentada, y la robótica, entre otras. Por otra parte, ha permitido un aumento en la capacidad de procesamiento y la eficiencia energética en los dispositivos de comunicación, lo que ha permitido una mayor conectividad y la creación de nuevas formas de comunicación, como el 5G.
Actualidad y futuro de la predicción
Durante décadas, la predicción o ley de los años sesenta ha ido cumpliéndose. Como vemos en el gráfico a continuación, podemos ver cómo el número de transistores en los microprocesadores ha ido incrementándose en los últimos treinta o cuarenta años. Pero esto no implica que vaya a seguir siendo así a largo plazo.
En los últimos años, se ha visto una desaceleración en el ritmo de la implementación de la Ley de Moore. Hay varias razones detrás de esta desaceleración, incluyendo los límites físicos en la miniaturización de los transistores, los retos en la fabricación de chips cada vez más pequeños y complejos, y los aumentos en los costos de desarrollo y producción. Además, la Ley de Moore ya no se aplica solo a los transistores, sino que se ha expandido a otras áreas, como la memoria y el almacenamiento, donde el ritmo de mejora no ha sido tan constante como en el pasado.
Se estima que a partir del año 2025 aproximadamente, la Ley de Moore quedaría obsoleta teniendo en cuenta que existen límites físicos que hacen que las dificultades sean mayores cada vez para cumplir esta tendencia. Desde la creación de la ley hasta ahora hemos pasado de procesadores de diez micrómetros hasta procesadores que rondan los 0,001 nanómetros. Esto hace que seguir la tendencia sea complicado: los componentes tendrían que ser más pequeños que un átomo de hidrógeno en 2050 si se quiere seguir cumpliendo con esta ley por lo que parece complicado que se mantenga.
Encontramos miles de explicaciones que apoyarían esta idea. Entre todas ellas, por ejemplo, todo lo que tiene que ver con la Inteligencia Artificial. Uno de los aspectos que siempre ha destacado especialmente en lo relativo al aumento de recursos que ha generado. Que requiere de procesadores cada vez más potentes con una serie de condiciones específicas que debemos tener en cuenta para satisfacer la demanda de esta nueva tecnología.
El propio Moore explicaba en el año 2007 que su ley no se prolongaría más de diez o quince años y los desafíos serán cada vez más difíciles. Aunque es complicado, la innovación sigue siendo la prioridad de los fabricantes y se desarrollan nuevos materiales, nuevos chips.
No se puede decir que la Ley de Moore esté muerta, pero sí se ha desacelerado significativamente en comparación con su ritmo original, dado el contexto tecnológico que tenemos actualmente y que rige nuestro día a día, con constantes avances. La miniaturización de los transistores y otros componentes electrónicos sigue siendo un área activa de investigación y desarrollo, y aún se esperan mejoras significativas en la capacidad de los dispositivos electrónicos en el futuro. Sin embargo, es probable que el ritmo de mejora no sea tan rápido o constante como lo fue en el pasado, y que se requieran nuevas tecnologías para lograr avances significativos. En general, la Ley de Moore es una metáfora útil para describir la tendencia general hacia un aumento en la potencia de procesamiento y una disminución en el coste, pero no es una ley física rigurosa ni una predicción precisa.