Algunos de los nuevos combustibles alternativos, como la electricidad o el hidrógeno verde se pueden considerar ecológicos si se obtienen mediante tecnología respetuosa con el medio ambiente. Pero para llegar a un nivel alto de usuarios de vehículos propulsados por estas energías, se necesitan amplias infraestructuras de recarga que faciliten a los conductores los mismos beneficios que los vehículos con combustible tradicional. Por eso, una buena vía es hacerlo mediante la transformación de nuestro coche de gasolina a GLP (gas).
Transformar tu coche a GLP puede ser la solución
Esto es lo que vemos tanto con el GLP (Gas Licuado de Petróleo) como con el GNP (Autogas), las cuales hacen por contribuir al objetivo de mejorar la eficiencia, sustituyendo a los combustibles tradicionales. Apenas emiten óxido de nitrógeno y partículas, reducen el CO₂ y contribuyen a reducir la contaminación urbana y el efecto invernadero.
Además, ayudan a disminuir el exceso de ruido en las ciudades. Estas peculiaridades han logrado que estos combustibles se ganen el distintivo ECO de la DGT. Por los motivos anteriores, en la actualidad, el GLP (también conocido como Autogas) es el carburante alternativo más usado del mundo. En España, más de 50.000 vehículos circulan gracias a esta tecnología. La cifra asciende a 15 millones en Europa y a 25 millones en todo el mundo.
Algo importante a destacar, no obstante, es que la autonomía de un coche a GLP puede tener hasta 500 km de recorrido sólo con autogas, si bien todo dependerá de la capacidad del depósito que se ha instalado. Entonces, ¿por qué no pasarnos a este sistema?
Cómo es esta conversión
Del mismo modo, hay marcas que hace ya tiempo que ofrecen en España modelos adaptados al uso de gasolina y GLP (gas licuado del petróleo), como Renault y Dacia, Subaru o SsangYong, entre otros varios. Otra opción es encargar a un taller especializado la instalación de un kit de conversión a GLP para un coche, tanto nuevo como usado
Cuando convertimos nuestro coche a GLP o Autogas lo que estamos haciendo es adaptar su motor para que pueda funcionar indistintamente con dicho combustible o con gasolina. Para ello se instala un kit específico y un depósito para almacenar el gas, que en muchas ocasiones suele ocupar el hueco destinado a la rueda de repuesto.
Sin requerir demasiados elementos, es necesario un depósito para el autogas, unos tubos que lo conecten a la toma de llenado propia y al motor, el cambio de los inyectores del motor, una centralita propia, un gasificador y un conmutador que accione el cambio entre un combustible y otro.
Se trata de una reforma importante, por lo que una vez finalizada, y durante los 15 días siguientes, habrá que dirigirse a la ITV (Inspección Técnica de Vehículos) para que comprueben que la instalación es correcta y puedan legalizar el cambio.
Qué coches pueden hacerlo
Ahora bien, ¿todos los coches pueden hacer esta conversión hacia el GLP? La realidad es que no, al menos no por normativa. Como tal, esta nos dice que solo pueden convertirse todos aquellos vehículos que funcionen con gasolina, que no superen los 460 CV de potencia y que cuenten con homologación Euro3 y posteriores, es decir, que fueron matriculados a partir del año 2001.
A la vez, existe un ‘vacío legal’ del que si nuestro coche no está en dicha norma pero cumple la Euro 3, tenemos la posibilidad de homologarlo por nuestra cuenta, pero supone un coste añadido y puede que no sea rentable.
Hacia esto, según explica la cadena de talleres Midas, esta adaptación variará en función de la cilindrada de cada vehículo, pero generalmente oscila entre los 1.500 y los 2.000 euros. Por su parte, si bien es cierto que prácticamente todos los modelos de gasolina se pueden modificar, algunos resultan más apropiados que otros. Los motores más sencillos de inyección indirecta o multipunto son mejor opción que los que tienen inyección directa o turbo y se reduce el precio de la instalación.