Todos los tipos de vehículos electrificados, tanto los eléctricos puros como los híbridos, ofrecen una multitud de medidas que se utilizan para ralentizar el proceso de degradación de la batería. Sin embargo, el proceso es inevitable. Si bien se ha demostrado que el coche eléctrico y su autonomía tiene unos costos de propiedad considerablemente más bajos en comparación con sus contrapartes ICE, la longevidad de la batería sigue siendo un tema ambiguo.
El coche eléctrico también pierde autonomía
Está claro que la movilidad avanza hacia la electrificación. Sin embargo, la degradación de las baterías y por extensión, su pérdida de autonomía, es una de las grandes preocupaciones de los usuarios que están pensando en comprar un coche eléctrico y una de las principales causas por la que algunos no se han decidido aún a dar el paso.
Esencialmente, es inevitable que la batería de nuestro coche eléctrico, o cualquier batería recargable de iones de litio, pierda la capacidad de autonomía que tenía antes. Sin embargo, la velocidad a la que se degradará es la variable desconocida.
Todo, desde sus hábitos de carga hasta la composición química de la celda, afectará el almacenamiento de energía a largo plazo de la batería de su vehículo eléctrico. Si bien hay muchos factores en juego, hay algunos elementos principales que ayudan a degradar aún más las baterías de los vehículos eléctricos, como vamos a conocer en las siguientes líneas.
Existen distintos factores que degradan la batería
Como sabemos, y como ocurre con cualquier dispositivo que funcione a baterías, como nuestro propio teléfono móvil, estos pierden batería cuando no se están usando. Esto es algo que también afecta a los coches eléctricos y que trae de cabeza a los fabricantes (y a sus tipos) de baterías.
Pero la duración de la batería de un vehículo eléctrico debe ser mayor en la práctica, y su degradación más lenta de lo que algunos defienden, cuando prácticamente todas las marcas ofrecen como mínimo una garantía para el sistema eléctrico de sus coches, batería incluida, de ocho años. De hecho, la garantía más habitual para la batería, que es con diferencia el elemento más caro de un eléctrico, es de ocho años o 160.000 kilómetros, lo que antes ocurra.
Una degradación que sucede en todos los vehículos debido a los ciclos de carga y descarga, pero que puede ser más acelerado en uno que en otros según varios factores.
La refrigeración, clave
Un aspecto delicado cuando hablamos de estas baterías y la autonomía de este coche eléctrico es el de la temperatura, pues la batería también debe poder manejar las fluctuaciones de temperatura que ocurren durante la carga y descarga.
El paquete de baterías debe estar diseñado para evitar que sus celdas se calienten o enfríen demasiado durante estos procesos. En esas, lo que sabemos es que por encima de los 45-50°C, los componentes electrónicos de la batería se deterioran más rápidamente y se observa una caída en el rendimiento de la recarga. Muchos vehículos eléctricos cuentan con sistemas de refrigeración de baterías, por lo que el calor les puede afectar de manera diferente.
La carga rápida
La carga rápida en sí misma no causa necesariamente una degradación acelerada de la batería, pero el aumento de la carga térmica puede dañar los componentes internos de la celda de la batería. El daño de estos componentes internos de la batería conduce a que se puedan transferir menos iones de litio desde el cátodo al ánodo.
Así, esta carga rápida hace por terminar degradando la batería a mayor velocidad, con la consiguiente pérdida de autonomía. Resulta lógico ya que, al elevar el voltaje y amperaje durante el proceso de recarga, los componentes internos de la batería sufren un mayor estrés
Kilometraje
Como cualquier otra batería de iones de litio recargable, cuantos más ciclos de carga, más desgaste de la celda. De hecho, la misma Resla informó de ello, en lo que su Model S verá una degradación de alrededor del 5% después de superar las 40.000 kilómetros.
Según la compañía, otro 5% se perderá después de unas 320.000 kilómetros. Por supuesto, estos números se han calculado mediante la desviación estándar, por lo que es probable que haya valores atípicos con celdas defectuosas que no se muestran en los gráficos de la compañía.
Frío
Siempre se ha hecho conocer que el coche eléctrico no está preparado para el frío, y este invierno lo estamos comprobando bien. Y es que, en este sentido, es bastante más probable que hayamos experimentado cómo nuestro nivel de autonomía se termina resintiendo.
La causa por la que las baterías funcionan peor cuando hace mucho frío es que las reacciones químicas se ralentizan cuanto menor es la temperatura, y a la inversa: se aceleran cuanto más incrementamos la temperatura. Así, las temperaturas bajo cero pueden llegar a reducir hasta un 32% su rango