¿No quiso Movistar unirse con Vodafone para desplegar FTTH de forma conjunta?
El despliegue de fibra óptica en España evidencia la guerra existente entre los operadores por dominar la banda ancha del futuro. Movistar está siendo el principal protagonista, pero tras el acuerdo con Jazztel se vieron indicios de colaborar con la competencia, aunque Vodafone se siente excluido.
El último artículo que podemos leer en TecnoEstrategias pone de relieve la situación de la inversión en fibra óptica por parte de las compañías de telecomunicaciones y la política que está siguiendo Movistar a la hora de arrimar el hombro a sus rivales. El operador histórico es hasta el momento el principal responsable del despegue de las conexiones FTTH en nuestro país con el objetivo de alcanzar los 3 millones de hogares con cobertura cuando finalice el presente 2012. Desde la competencia no se tardó en criticar este planteamiento y algunos alternativos como Vodafone no dudaron en advertir del posible riesgo de un nuevo monopolio en el sector.
No en vano, desde la citada compañía se argumenta que resulta inviable la existencia de varias redes de fibra en nuestro país, por lo que se debería obligar a Movistar a compartir su red con la eliminación del límite de 30 megas a la hora de vender el acceso mayorista. Este discurso se ha mantenido constante durante el último año y parece haber surtido efecto con la decisión de revisar este punto por parte de la CMT el próximo año.
No obstante, Movistar hizo un guiño a alguno de sus competidores y de paso al regulador con el acuerdo alcanzado con Jazztel para desplegar fibra de forma conjunta hasta 3 millones de puntos. Aunque pudiera parecer sorprendente que el incumbente pactase con la compañía que más puntos le ha restado en cuota de mercado de banda ancha, el acuerdo muestra las condiciones en las que está dispuesto a pactar, alejadas de las pretensiones de Vodafone, quien ha quedado excluida del pacto aunque asegura que en un futuro ofrecerá FTTH.
El acuerdo muestra una apertura hacia su mayor rival en banda ancha que podría aliviar la presión regulatoria y la que pudiese llegar desde Bruselas hacia Movistar. Igualmente, servirá para acelerar el despliegue de las conexiones más veloces en España, ayudando a conseguir el objetivo marcado por la Comisión Europea para 2020. Por otro lado, permitirá que zonas a las que el operador histórico no tenía pensado llegar a medio plazo reciban cobertura para lanzar sus conexiones, una ventaja de la que también se aprovechará Jazztel al tener acceso a la red FTTH de Movistar y crecer dentro de este nuevo mercado mientras sus rivales quedan como meros testigos de su crecimiento.
Sin embargo, desde Vodafone y Orange se rechazaba un acuerdo de estas condiciones pretendiendo que la compartición de costes en los despliegues de verticales se hiciese en función de la cuota de mercado de cada compañía (por lo que Movistar pondría más de su bolsillo al contar con mayor porcentaje). El operador histórico ha descartado estas pretensiones y por ello ha dejado fuera de pactos de coinversión a otros rivales, que quedan ahora en una posición de fuera de juego que han de corregir retrocediendo sobre sus pasos si no quieren ver cómo Movistar y Jazztel acaban en un punto inalcanzable en los próximos años… salvo que una nueva regulación acabe beneficiando a estos alternativos.