No todo vale amparándose en el derecho a la libertad de expresión. Esta es la premisa que han seguido desde Twitter para bloquear por primera vez el acceso a una cuenta de la red social en Alemania que era utilizada por un grupo ultraderechista.
A principios de este año los responsables de Twitter anunciaban una posibilidad de actuación que pronto era relacionada con la censura. «Desde hoy, nos proveemos de la capacidad de bloquear de forma retroactiva contenidos en un determinado país», anunciaba en enero la red social de microblogging más famosa de la Red. Esta medida llegó con el fin de impedir que mensajes que puedan resultar inadecuados en algunas culturas o estados puedan leerse en esos lugares cuando entidades autorizadas así lo solicitasen.
Diez meses ha tardado en actuar Twitter basándose en esta política. El país elegido ha sido Alemania, donde ha bloqueado por primera vez una cuenta. «Hemos usado por primera vez esta capacidad contra un grupo considerado ilegal en Alemania», detalla el consejero jurídico de Twitter, Alex Macgillivray. En concreto, la cuenta afectada (que solo se puede ver desde fuera de Alemania) ha sido la del grupo de ideología neonazi Besseres Hannover (@hannoverticker) a petición de la policía del país después de analizar el millar de tweets distribuidos desde ella a sus más de 460 seguidores.
La noticia contrasta con la situación que se da en otros países donde o las autoridades locales no actúan o Twitter ignora sus peticiones en caso de que así sea. Sin ir demasiado lejos, en España tenemos un ejemplo en el que se ha denunciado amenazas, insultos y apología de racismo, violencia y xenofobia por parte de grupos de ultraderecha. La diputada de Izquierda Unida en la Asamblea de Madrid Tania Sánchez acudió a la policía por las amenazas sufridas en la red social pero por el momento las autoridades no han actuado y las cuentas siguen activas en nuestro país.
Otro ejemplo de amenazas fue el proferido contra el bloguero de Público Shangay Lili al que le dirigió el siguiente mensaje: «Si un día me cruzo al cabrón, le reviento el bazo (…) Que no te vea o vas a mear sangre en un mes. Por lo de #JMJ». A día de hoy la cuenta que lanzó este mensaje sigue abierta a pesar de la denuncia y sigue profiriendo insultos como «zorra diputada» a la política del BNG Carmen Adán hace solo unas horas.
¿Hasta qué punto se pueden amparar en la libertad de expresión este tipo de mensajes? ¿Actuará la policía así como la red social en estos casos en España?