La nueva consola de Nintendo, Wii U, tendrá sólo dos o tres años de buena presencia en el mercado. A partir de ahí, se quedará obsoleta. No es por cuestión de algún tipo de obsolescencia programada, sino por el lanzamiento de PlayStation 4 y Xbox 720, que exigirán una calidad de juegos a la que la nueva Wii no podrá aspirar. Al menos así comenta un sector de la industria.
Nintendo no quiere repetir con su nueva plataforma doméstica, Wii U, los errores que cometió en su momento con su última portátil, Nintendo 3DS. No es la primera vez que se comenta. Por ello la compañía pretende, por un lado, ofrecer una gran lista de títulos en el momento de su lanzamiento, así como hacerlo a un precio lo más asequible posible, por lo que, en este sentido, tendrá las espaldas cubiertas.
Pero los puede cometer como lo hizo con su anterior consola doméstica: Wii. Un error que no es otro que su corta vigencia como consola puntera. En concreto, la nueva consola de Nintendo se quedará obsoleta a los dos o tres años de su lanzamiento. Así, al menos, lo considera un sector de la industria si damos por buena la fuente anónima, perteneciente a ésta y familiarizada con las características de la nueva consola, que se ha puesto en contacto con el portal Kotaku.
Las razones que le han llevado a considerar de tal manera tiene un claro nombre: próxima generación de consolas, o, dicho de otro modo, PlayStation 4 y Xbox 720. En concreto, dicha fuente ha declarado que “tras la puesta a la venta de la próxima generación de máquinas, Wii U será un huérfano de rendimiento”.
Y para explicarlo, echamos la vista atrás. En 2006, Nintendo sacó a la venta su nueva consola, Wii, cuyo planteamiento vino a revolucionar la forma de entender la jugabilidad y durante los primeros años ello se tradujo en un éxito de ventas abrumadora. Pero pronto llegó la competencia, con el lanzamiento de Xbox 360 y poco después de PlayStation 3, que tras unos primeros años de asentamiento, el rendimiento de éstas mermó considerablemente a Wii, y los jugadores se volcaron finalmente, como hizo la industria, hacia las consolas de Sony y Microsoft, mientras que la de Nintendo quedaba guardada en más de un armario.
Wii, desde entonces, quedó como una consola marginal, y tan sólo grandes títulos como The Legend of Zelda: Skyward Sword la devolvió temporalmente a la portada de los diferentes medios, y a desempolvarla por parte de muchos jugadores. El principal handicap: su rendimiento, que se acercaba más a las antiguas PS2 y Xbox que a las actuales, lo que mermó en buena medida sus grandes planteamientos iniciales.
Ahora, Nintendo, con su Wii U quiere solventar la cuestión del potencial gráfico, ofreciendo unas capacidades a la altura de las actuales consolas e, incluso, mostrándose en determinados juegos multiplataformas, más potente que PS3 y Xbox 360.
Y si a ello le unes las grandes novedades en jugabilidad que vuelve a introducir una máquina de Nintendo, ¿cuál es el problema entonces? Pues que en un par de años o un poco más, saldrán a la venta PlayStation 4 y Xbox 720, que, teóricamente, ofrecerán un rendimiento, sobre todo al segundo o tercer año de vida, al que Wii U no se podrá acercar, por lo que, siempre siguiendo la teoría de la mentada fuente, la industria y los jugadores comenzarán a dejarla de lado en esos momentos.
Eso sí, todo depende igualmente del rendimiento de las nuevas consolas de Sony y Microsoft, y si éstas ofrecen unas novedades lo suficientemente grandes como para atraer a los jugadores, o bien éstos prefieren elegir la nueva forma de jugar que ofrece Wii U por encima de cualquier potencial gráfico.