«¿Cómo es posible esta factura tan cara si tengo una tarifa plana contratada?». Esta pregunta es una de las más habituales entre los usuarios que no conocen al dedillo las condiciones del contrato que tienen firmado con su operador. Leer hasta el final la letra pequeña de éstos sigue siendo una práctica imprescindible para no llevarse sustos por elevadas facturas.
Contratar una tarifa plana de llamadas y/o Internet móvil tiene múltiples ventajas… pero también sus riesgos. En muchas ocasiones los usuarios se sienten atraídos por los precios que ofrecen los operadores en promociones que venden como si no tuviesen parangón destacando todas las ventajas de las mismas. No obstante, suelen acompañarlas de pequeños asteriscos que son ignorados por un amplio grupo de usuarios, que desconocen las condiciones al completo de estas ofertas.
Un artículo publicado en CincoDías.com nos invita a reflexionar sobre este aspecto. Las tarifas planas de llamadas y datos son cada vez más habituales en el catálogo de ofertas de las grandes compañías, aunque poco a poco los operadores low cost empiezan a incorporarlas.
Las tarifas planas de voz que ofrecen Movistar, Vodafone, Orange y Yoigo vienen limitadas por horarios o número máximo de minutos. Más allá de lo marcado por estas barreras el precio crece… y mucho, como demuestran los continuos «sustos» que se llevan los usuarios que han traspasado estos límites, ya sea por necesidad o por desconocimiento. Hablar un par de minutos fuera de ese horario puede costar nada menos que medio euro en algunas ocasiones. Si la llamada se prolonga por más tiempo, el precio puede ser desorbitado.
Cada vez son más los Operadores Móviles Virtuales (OMV) que optan por ofrecer tarifas planas de voz y datos. Sin embargo, en este segmento encontramos algunas excepciones a estos elevados precios. Como señala el citado artículo, Jazztel Móvil aplica un precio de 5 céntimos el minuto (más establecimiento de llamada) a quien sobrepasa las fronteras de su tarifa plana.
En las tarifas planas de datos algunas compañías optan por reducir la velocidad de navegación, mientras que otras aplican un sobrecargo por cada mega adicional consumido por el usuario. Este es el caso de otros OMV como Simyo o Pepephone, que explican en las condiciones del contrato que cada mega extra tiene un precio de 3 céntimos, aunque también se ofrecen bonos más económicos a quien quiera más capacidad para navegar al mes.
Así pues, sigue siendo una práctica más que recomendable la lectura de las condiciones de todo contrato. Minimizar los riesgos conociendo todos los límites de las tarifas planas sigue siendo la única forma de evitar sustos en las facturas. Aun así, ¿deberían ser más explícitos los operadores a la hora de promocionar sus ofertas?