La medida de la Comisión Nacional de Telecomunicaciones (CMT) pretende introducir competencia en España, como pide Bruselas. Se trata de adaptar a España las recomendaciones de la comisaria europea para la sociedad de la información, Viviane Reding, con el objetivo de facilitar y abaratar el precio de la banda ancha española que se situa prácticamente a la cabeza de Europa.
Telefónica tiene más del 70 por ciento de la cuota de mercado y por ese motivo los operadores alternativos tienen muchas dificultades para invertir en su propia red. De llevarse a cabo esta reforma como quiere la comisaria, la más perjudicada sería Telefónica, que cuenta con una red que llega a 19 millones de hogares. Se trata de una red vieja de hilos de cobre que parecía inservible para proporcionar internet y que sobre el papel no era competitiva con el cable de fibra óptica. Sin embargo, el desarrollo del ADSL permitió aumentar la capacidad de la red y hacerla competitiva.
Ahora que la operadora se ha dado cuenta de que el ADSL no permite ofrecer más de 15 megas con garantías, está comenzando a sustituir su red y a realizar pruebas piloto para empezar a ofrecer en 2008 hasta 30 megas. De hecho, la próxima semana adelantaremos todos los detalles de las nuevas ofertas que van a aparecer el próximo año, precios, detalles, cobertura y tecnología.
Ante esta situación y la evidencia de que los viejos monopolios siguen controlando la red, el regulador se plantea dar un golpe de timón y aplicar en las telecomunicaciones el modelo que opera en los sectores de la electricidad o el gas, donde la experiencia ha aconsejado la existencia de un operador de la red separado de las industrias que la utilizan. En principio nadie discute que la empresa que invierte en nuevas infraestructuras incurre en un riesgo adicional que no tenía con la vieja red. Lo que se pretende es impedir que Telefónica siga usando con discrecionalidad o preferencia la vieja red construida durante el monopolio y además compita con los operadores que construyen redes de nueva generación.
Ono, la operadora con más red de fibra óptica, se opone a que Telefónica mantenga su estatus y no sólo construya su nueva red en base a los beneficios que obtiene de la vieja que le ha permitido dominar el mercado de banda ancha, sino que además se le autorice a competir sin trabas con los operadores de cable. Eugenio Galdón, presidente de ONO, dice que «si Telefónica no quiere la separación funcional tiene que seguir con las obligaciones de operador dominante y no puede exigir ventajas en la nueva red, porque entonces vuelve a tener un trato preferente frente a compañías como nosotros que hemos tenido que hacer un esfuerzo inversor desde cero». Con este esquema Telefónica tendría que desprenderse de la vieja red pero mantendría la nueva.
Galdón advierte que la propuesta de Telefónica provocará una fractura digital, de forma que las grandes ciudades tendrán un buen servicio, del que no dispondrá el resto de España, que se tendrá que conformar con el ADSL de Telefónica. La solución la tendrá que tomar la CMT, que preside Reinaldo Rodríguez antes de final de año.