En esta semana se han desvelado las intenciones de Telefónica y Jazztel para lanzar 50 megas próximamente, de hecho el próximo sábado en el programa de radio SER Digital se comentará una posible fecha para el lanzamiento. En cualquier caso, los pequeños operadores están buscando que la Comisión de Mercado de las Telecomunicaciones regule la nueva red basada en VDSL2 y de este modo frenar las intenciones de Telefónica de ofrecer VDSL2 en exclusiva.
Los operadores alternativos recuerdan que ellos también invierten, «a razón de 1.000 millones de euros sólo en red». Además, destacaron que sus iniciativas han mejorado la capacidad de elección de los usuarios y la calidad de los servicios, porque han sido ellos y no Telefónica los que han impulsado la velocidad del ADSL hasta 20 megas.
La red de nueva generación de Telefónica capaz de dar ADSL a 50 megas está levantando en España tanto revuelo como en el resto de Europa. La Comisión del Mercado de las Telecomunicaciones (CMT) ha abierto la consulta pública para conocer la opinión del sector y todas las espadas están en alto.
Telefónica ha sido la primera en mover ficha. Lo advirtió en enero: la inversión en España estaría condicionada a la regulación que se decida aplicar a la nueva infraestructura. El espejo en el que se mira es Alemania, donde el regulador aprobó vacaciones regulatorias para la nueva red del ex monopolio. Eso sí, la Comisión Europea está decidida a revocar esta normativa que impide a los rivales el acceso a la infraestructura.
El anuncio de Telefónica ha puesto en guardia a sus competidoras, que son conscientes de la fuerza que puede tener ante el Gobierno y la CMT una amenaza que vale centenares de millones. Y han decidido pasar al contraataque. Ayer fueron cinco operadoras de menor tamaño las que dieron un paso al frente. Son Ibercom, Sarenet, DTI2, IdecNet y Prored, todas ellas telecos especializadas en servicios de datos e internet a empresas en distintas zonas de España. Cuentan con 150.000 usuarios a través de 15.000 clientes corporativos a los que proveen de redes de datos nacionales y locales.
Estas compañías piden una regulación estable, porque cualquier cambio en la nueva red supondrá que los desembolsos que han hecho para desarrollar su infraestructura e instalar equipos en las centrales de Telefónica no serviría para nada. A la CMT le van a pedir de forma conjunta, «para hacer más fuerza», que regule la red de próxima generación como mínimo de la misma forma que se ha hecho hasta ahora. Pero lo que realmente desean es que haya una separación funcional de la infraestructura. El espejo en el que ellas se miran es el británico, donde BT tiene segregada su red desde hace años. También Suecia e Italia lo están estudiando.
Si la CMT acepta el planteamiento de Telefónica, avisan los operadores alternativos, desaparecerán muchos competidores y se replicará un esquema como el del móvil, «un oligopolio, donde el precio de una llamada es 10 o 15 veces más alto que en el fijo», advierten.