Si reciben este nombre, los influencers, es porque son personas que cuentan con un público sobre el cual son capaces de influir. De ahí el interés de las marcas de prácticamente cualquier sector, que ven en ellos el atractivo de acercarse a su público para vender un determinado producto o servicio. Estos ‘influencers’, por definición, deberían ser capaces de influir en la decisión de compra. Pero hay una oscura realidad que muchas marcas ignoran, y que les está saliendo cara.
Detrás de miles, o millones de seguidores, no siempre hay un influencer. En Internet hay decenas de portales web que se dedican a la comercialización de seguidores. Es decir, que cualquier persona puede contar con miles de seguidores tras pasar por una escasa inversión en uno de estos portales. Además, la entrega de estos seguidores demora apenas unas horas. Ahora bien, el problema para las marcas es que, evidentemente, estos seguidores no generan conversión. Aunque haya miles de cuentas ‘suscritas’ a un falso influencer, el efecto es cero. Tú puedes conocer con cualquier herramienta disponible los nuevos seguidores que tienes y quién te ha dejado de seguir en Instagram pero también muchas de estas herramientas nos permiten conocer cuáles son falsos, bots, etc.
En el vídeo que presenta la agencia H2H se puede ver cómo en cuestión de semanas se puede crear un perfil de falso influencer. En su caso, con una inversión de sólo 500 euros, consiguieron acceso a productos gratis de determinadas marcas por colaboraciones, viajes también pagados, y acceso a determinados eventos de prestigio. Todo ello con una cuenta manipulada a través de la compra de seguidores, y sin ningún tipo de efecto a favor de las marcas en este tipo de acciones en las que, entre muchas otras cosas, se invitó a la ‘falsa influencer’ a restaurantes.
Las marcas están negociando con falsos influencers, tirando el dinero
Sí, hay marcas, y sus departamentos de marketing o de comunicación, que sí reparan en revisar los seguidores. ¿Cuentas falsas? Entonces serán de personas de otro país, generalmente, con habla distinta, o sencillamente perfiles sin actividad. ¿Basta con fijarse en esto? Evidentemente no, porque también se pueden comprar seguidores de un único país o con un perfil de un mínimo de calidad. Y se pueden comprar interacciones tanto de Instagram como de otras plataformas sociales como Twitter, YouTube, Facebook…
Es decir, que un usuario puede falsear sus cifras inviertiendo apenas unos euros en reacciones, comentarios, me gusta, e incluso impresiones sobre sus publicaciones. Y sobre todo esto no hay regulación ni un control estricto. De tal modo que, como comentábamos antes, es sencillo convertirse en un falso influencer en cuestión de horas, y con una inversión realmente baja, y a partir de ahí vivir del cuento.
Tras estas cuentas con seguidores falsos se encuentran granjas de móviles con perfiles creados únicamente para estos fines.
El poder real de los influencers ¿realmente generan conversión a las marcas?
Por supuesto que sí. Pero las marcas deberían reparar algo más en analizar el perfil del influencer. Igual que se ha hecho siempre con otras formas de marketing y publicidad, los influencers no encajan todos ellos con unos determinados valores de marca, ni producto o servicio en concreto. Y no únicamente por el influencer en cuestión, sino también por las particularidades de su público o target.
Las plataformas sociales de las que participan estos influencer permiten ver fácilmente de dónde es su público, y otros datos como la edad o el género. En definitiva, información básica para las marcas, y para analizar el alcance potencial de una acción publicitaria con este influencer. También se puede comprobar qué impresiones es capaz de generar. Lo que no se puede prever con exactitud es la conversión, hasta que se ejecuta una campaña real.
Rozando el ridículo por los influencers
Este tipo de acciones descontroladas son las que hacen a algunas marcas caer en el ridículo. El caso expuesto por H2H pone de manifiesto que es fácil llevar a cabo un fraude por la falta de control que llevan a cabo estas marcas. Son muchos los casos que se pueden poner de ejemplo, como el creado por H2H expresamente para este ‘experimento’, y en ADSLZone hemos comentado alguno anteriormente.
El de ASUS este año en nuestro sector. Nuria Mayós Baró, en la dirección del departamento de comunicación de la marca, decidió excluir a la prensa de la información directa de producto para, en su lugar, colocar a influencers con la intención de lograr un mayor impacto. Un error sin precedentes en el que otras compañías no caen porque, si bien trabajan con influencers comprobando antes su impacto real, en ningún caso dejan fuera a los medios de comunicación.