¿Recuerdas el ‘efecto memoria’? Aquel era un mal de las baterías de níquel cadmio y las de níquel e hidruro metálico que sí, algún día formaron parte de los teléfonos móviles. Pero el salto a los teléfonos inteligentes o smartphone también propició la generalización de las baterías de iones de litio que, aunque no sufren de este mal, igualmente se desgastan con el tiempo. ¿Sabes cómo? Se trata, sencillamente, del producto normal de una serie de reacciones químicas.
El efecto memoria provocaba la reducción de capacidad máxima de almacenamiento de energía en las baterías al hacer cargas incompletas. Se produce una cristalización interior por el calentamiento que reduce su capacidad, bien por el uso o por ciclos de carga y descarga incompletos.
Las baterías de iones de litio no tienen el grave problema del efecto memoria, pero como adelantábamos, también se desgastan con el uso. Y por desgaste entendemos que pierden capacidad. De hecho, su vida útil es limitada y, aproximadamente, están fabricadas para resistir entre 300 y 1.000 ciclos de carga, aproximadamente. Después de esta cifra, la pérdida de capacidad de almacenamiento de energía es tan elevada que dejan de ser funcionales.
Así se desgasta la batería de un móvil, las baterías de iones de litio
Las baterías de iones de litio tienen como electrolito una sal de litio. Es la que permite obtener los iones que se requieren para la reacción electroquímica reversible entre ánodo y cátodo. Se habla –y nosotros acabamos de hacerlo- de que las baterías de iones de litio no tienen efecto memoria, pero sí sufren este problema aunque de una forma casi despreciable. Esto significa que, aunque no es necesario hacer siempre ciclos de carga completos, sí se debe hacer una carga completa cada ciertos ciclos –no hay cifra concreta- para una re calibración de la misma.
En el propio proceso de reacción electroquímica normal de una batería de iones de litio, además, se producen también reacciones químicas nanométricas secundarias, que para sus componentes internos suponen una reducida erosión en la estructura atómica. Este es el desgaste y su pérdida de capacidad progresiva, motivo por el cual su carga no debe bajar del 15% para maximizar su vida útil, y su almacenamiento por un tiempo prolongado no debería permitirse, nunca, con un nivel de carga inferior al 40%. Y el problema de este tipo de baterías está en su pérdida de eficacia a bajas temperaturas, así como cuando son elevadas, es decir, su alta sensibilidad a la temperatura.