«Mañana tienes cita con Google para que revise esa tos»… ¿te lo imaginas? Pues, en realidad, es una situación que no se aleja en gran medida de la realidad. Las estadísticas revelan que un 35% de la población adulta en los Estados Unidos se ha auto diagnosticado una enfermedad tras buscar información en Internet. Y sí, es un problema, porque los motores de búsqueda no son fiables, sino que sólo un tercio de los resultados que nos ofrecen son de utilidad.
Hay dos frentes problemáticos. En primer lugar, que los usuarios no saben realmente cómo buscar en Google sobre lo que les está ocurriendo. Es decir, no contamos con el conocimiento de un doctor para indagar en los síntomas, por lo que hacemos búsquedas demasiado genéricas. Ahora bien, incluso un doctor experimentado, que conoce qué síntomas debe revisar, encontrará en Internet que sólo tres de cada diez resultados de Google son de gran utilidad. Por otra parte, aseguran, sólo el 50% de los resultados son «algo relevantes».
Confundir un resfriado común con un tumor cerebral
Te duele la cabeza y, por eso, buscas en Google algo similar a «dolor de cabeza». No atiendes a la época del año, a otros síntomas, o a conocimientos que un doctor sí podría tener sobre los virus que están afectando la zona donde vives. En definitiva, en estas búsquedas contemplamos sólo algunos factores mínimos. Señalan los investigadores que, por este motivo, fácilmente podemos cerrar el ordenador creyendo que tenemos un tumor cerebral cuando, en realidad, se trata tan solo de un resfriado común.
Ahora bien, también influye que los motores de búsqueda están diseñados para dar mayor visibilidad a las páginas web y contenidos populares. De esta forma, como todos comprenderemos, Google posiciona de mejor forma las palabras clave «tumor» o «cáncer» que «resfriado». Sin embargo, también asegura el equipo de investigación que la precisión de los motores de búsqueda como «doctores» podría afinarse en gran medida. Pero, por el momento, ve a ver al doctor, y no a Google.