La necesidad de vivir en una sociedad más sostenible es una urgencia innegable y todos los pequeños gestos ayudan. Con las telecomunicaciones cada vez con mayor consumo, es imperativo conseguir una comunicación más sostenible sin perder rendimiento y esos son precisamente los dos pilares sobre los que se sustenta el nuevo 5G+ de Orange.
Orange se ha convertido en un operador pionero en nuestro país en ofrecer el conocido como 5G Stand Alone, que han bautizado comercialmente como 5G+. Además de ventajas en la experiencia de usuario, como mayor velocidad y menor latencia, es una poderosa tecnología aliada para cumplir con los objetivos de sostenibilidad de la compañía.
Una comunicación más verde con el 5G+ de Orange
El operador naranja lanzaba a comienzos de este año la tecnología 5G SA (Stand Alone), bajo el nombre comercial de 5G+, que además de ser la más rápida, consume un 90% menos de energía. De este modo, se convertía en el primer operador español en hacerlo y uno de los primeros en Europa.
Madrid, Barcelona, Valencia, Sevilla, Bilbao, Alicante, Sabadell, Hospitalet, Castellón, Valladolid, Alcorcón, Leganés, Palma, Zaragoza, Las Palmas, Tenerife, Badalona, Sant Adrià de Besòs y Santa Coloma de Gramanet son las primeras ciudades que ya disfrutan de 5G+. En estas ciudades la cobertura del nuevo servicio es superior al 80%. Orange irá sumando nuevas poblaciones a su red 5G SA en el segundo semestre de 2023, para que cada vez más clientes puedan acceder a todas sus ventajas.
Las ventajas más notables de esta nueva tecnología están relacionadas con el rendimiento. Supone un incremento en prestaciones en cuanto a un incremento de velocidad, ahorro de energía, seguridad, posibilidad de conectar más dispositivos y reducción de la latencia. Sin embargo, la mayor ventaja de cara a futuro es algo más invisible, pero muy importante: el 5G consume un 90% menos de energía, por lo que es más sostenible.
Una red 5G de extremo a extremo
Este El “5G real” usa núcleos propios de la quinta generación móvil, mientras que el 5G NSA (non Stand Alone) opera con un núcleo 4G LTE, por lo que es entendida más como un trampolín para los operadores que, al comienzo del despliegue 5G, no están preparados para hacer una gran inversión al hacer la transición de las redes 4G LTE heredadas a las 5G. El 5G SA, como el 5G+ de Orange, es una red 5G de extremo a extremo con un núcleo 5G de red de acceso por radio (RAN, por sus siglas en inglés) y NR.
Los operadores configuraron las redes 5G NSA como base mientras se desarrollaban las redes SA. A medida que se implementan las redes SA como el 5G+, los operadores pueden reemplazar los elementos de red 4G obsoletos con infraestructura 5G para administrar sus redes 5G existentes y es en este punto en el que Orange ha sido la primera compañía en España en invertir para hacerlo posible.
Además, el uso del servicio 5G+ no supone ningún incremento de precio para el cliente y para disfrutar de sus ventajas solo necesitas contar con un terminal compatible. Además, también supone un descenso del consumo a nivel de usuario, ya que sus smartphones serán más eficientes y gastarán menos batería debido a la menor señalización necesaria y al despliegue de funcionalidades de red que también favorecen una mejor eficiencia energética.
Mayor uso de la red, menor consumo
Están creciendo las necesidades de comunicación a pasos agigantados. El crecimiento del tráfico móvil en las redes se mantiene a un ritmo anual de entre 40-50%. De esta forma, de cara a 2023, podemos esperar que se multiplique por un número situado en una horquilla de entre 30 y 60 veces. Con estas previsiones, es clave conseguir estabilizar el consumo de energía en las infraestructuras de las redes móviles.
La tecnología 5G puede aportar soluciones eficaces y más sostenibles a esta problemática de consumo y el planeta lo podría agradecer. Por cada Gigabyte de tráfico de datos, el 5G tiene el potencial de reducir el consumo de energía de la red (en comparación con el 4G) hasta 2 veces en el momento del lanzamiento, hasta 10 veces para 2025-2030 y hasta 20 veces menos consumo energético por GB para 2030-2035, según estudios internos realizados por Orange Labs Research.
Para que se produzca este descenso del consumo energético, es clave reducirlo en antenas y los elementos integrados en ellas. Según estimaciones, esto supone el 80% del consumo de energía de en una red móvil. Los amplificadores de potencia representan entre el 30% y el 40% del consumo de las unidades de transmisión en 5G y las unidades de transmisión de esta tecnología ya están equipadas con amplificadores con índices de eficiencia de alrededor del 40%, que es mucho más alto que los amplificadores de las redes inalámbricas anteriores en su etapa inicial.
Esto podría tener índices de sostenibilidad todavía más altos en el futuro, ya que se esperan avances como la introducción de nuevas tecnologías como el GaN (nitruro de galio) eleve la eficiencia al 50% en los próximos años y posiblemente hasta el 60%.
Otro elemento que va a ser esencial para reducir el consumo energético será el modo reposo (sleeping mode), que permite desconectar algunos componentes cuando no se necesitan. Esencialmente, cuando la carga de la red disminuye, las estaciones base comienzan a cubrir más ubicaciones, para poner algunas estaciones base en «modo de suspensión». Orange ha promovido y liderado la investigación y estandarización de los modos «sleep» 5G consiguiendo un consenso en el diseño de la nueva interfaz de radio 5G para la señalización.
La IA también echa un cable
Ya leemos a diario que la Inteligencia Artificial está en todo y, de cara a esta señalización necesaria para la conexión de los usuarios de la red, también tiene su utilidad. Lo que se hace es escanear periódicamente si hay algún dispositivo conectado a la antena, aunque no haya datos que transmitir.
Otra de las funciones relacionadas con IA que se está probando es la implementación de esquemas de reposo más profundos que aún tienen que ser probados antes de su despliegue. Junto con un procesado más eficiente de la señal, hay un potencial de mejora del 10% en la eficiencia energética.
La compartición de infraestructuras permite la explotación de redes incluso en zonas de alto tráfico y así la duplicación de determinados equipos y, por ende, una reducción del consumo de energía. Las ganancias en eficiencia energética dependen de la geografía de los países y si se comparten emplazamientos cuyo fin es dotar de cobertura a una zona (mayor ganancia) o reforzar la capacidad (menor ganancia). En un ejemplo de una compartición del 60% en emplazamientos de cobertura y 40% en capacidad, se estima que el factor de ahorro energético es del 30% tras el reparto total de la red de acceso.