Aunque una de las principales ventajas de la quinta generación móvil más allá del aumento de velocidad y la reducción de la latencia sea una supuesta mejoría en la gestión de la batería, la tecnología de los chips de los móviles está demasiado verde y el 5G consume más que el 4G.
Así se demuestra en una nueva comparativa que ha puesto frente a frente el consumo energético de batería en algunos de los procesadores móviles más novedosos y utilizados por los fabricantes de smartphones.
El 5G agota más la batería
Tomando como referencia un estudio reciente de Ookla, la compañía especializada en tests de velocidad, se puede concluir que los teléfonos inteligentes que acceden a redes 5G experimentan un mayor consumo de batería que aquellos que usan 4G-LTE. Este incremento del gasto de batería se sitúa entre un 6 % y un 11 %, según el sistema en chip (SoC) o procesador del dispositivo.
Los procesadores actuales compatibles con 5G están tratando de ser más eficientes y los más nuevos demuestran claras mejoras en el rendimiento de la batería. Si bien la brecha en el agotamiento de la batería entre el uso de 4G-LTE y 5G no parece cerrarse con el tiempo, las nuevas generaciones de SoC de Qualcomm, MediaTek, Samsung y Google demuestran mejoras en la eficiencia de la batería con respecto a versiones anteriores.
Snapdragon 8 Gen 2 de Qualcomm es el SoC (el que monta por ejemplo el Xiaomi 13) de Android más eficiente. Este SoC registró el consumo de batería más bajo de todos los analizados, registrando un 31 % para los usuarios con 5G y un 25 % con 4G-LTE.
El último gran SoC su competencia MediaTek, el Dimensity 9200, por ejemplo, registró un 34 % de agotamiento de la batería al usar 5G, en comparación con el 45 % de su generación anterior, el Dimensity 9000. Sin embargo, el 9200 gastó solamente el 27% y el 35% respectivamente usando 4G-LTE.
A medida que salen nuevos modelos de SoC, estos ofrecerán un rendimiento de batería comparable en 5G a versiones anteriores en 4G. Por ejemplo, el Snapdragon 8 Gen 2 de Qualcomm registró un agotamiento de la batería del 31 % al usar 5G, en comparación con el 32 % de la generación anterior Snapdragon 8 Gen 1 en 4G-LTE.
¿No era más eficiente el 5G?
En palabras de la IEEE, las redes de quinta generación y las estaciones locales de 5G “aumentarán drásticamente las velocidades de cálculo y permitirá la transferencia de la mayor parte del cálculo de su smartphone a la nube. Esto significa un menor uso de la batería para las tareas diarias y una mayor duración de la misma”.
Sin embargo, este marco teórico no se puede llevar a la práctica por completo. Esto será así cuando la red esté completamente implementada. Hoy en día, como se demuestra en la estadística de Ookla, los chips que hacen posible la compatibilidad de los móviles 5G requieren más consumo de batería que tecnologías anteriores como 3G o 4G.
Otro factor que influye en un uso de batería mayor es el cambio entre redes disponibles. Algo que no siempre tenemos en cuenta es que, si vamos alternando con la red 5G y/o 4G, esto influye en la batería disponible. En ocasiones no nos queda otro remedio, ya que, si estamos en un lugar con mala cobertura 5G, acabaremos usando 4G o inferior, según la disponibilidad.
Una buena solución puede ser restringir el 5G. En Android, lo que tienes que hacer es entrar en los ajustes de tu teléfono y pulsar en el apartado de Redes e Internet. A continuación, pulsa en la opción para configurar tu SIM o tu conexión móvil. Por último, verás un apartado de Tipo de red preferido. Si no das con la opción, puedes buscar Tipo de red preferido en el buscador de los ajustes de Android. En iPhone, sigue la siguiente ruta Ajustes > Datos móviles > Opciones > Voz y datos.
A medida que los fabricantes implementen mejores baterías, hardware de menor consumo y chips 5G mejorados, el consumo de batería irá bajando. Lo mismo sucederá cuando se implementen las redes 5G al completo. Dependeremos menos de las tecnologías anteriores en zonas de poca cobertura y podremos realizar cualquier tarea de comunicación directamente con 5G. Además de consumo de Internet, llamadas y otros servicios de voz y vídeo.