¿Has estado recientemente en algún concierto? ¡Qué horror! Todo el mundo con los móviles en alto y, en algunos casos, incluso con algún iPad. ¿Y todo para qué? ¿Para tener un vídeo de 3 horas que luego nadie tiene la intención de ver completo? Es tentador usar el móvil, pero te voy a contar por qué es mejor que no lo utilices para grabar conciertos.
Lo de grabar los conciertos con los móviles se nos está yendo de las manos. De verdad, se está convirtiendo en un hábito tan criticable como el de usar el teléfono cuando estás en la sala de cine. Y aunque has pagado tu entrada para el concierto, y eres libre de usar el móvil como quieras, no estaría de más que nos quitásemos esta costumbre de encima.
¿Para qué quieres el vídeo?
Esta es la gran pregunta que nos tendríamos que hacer. Todos hemos grabado vídeos en conciertos en alguna ocasión, eso es obvio. La cuestión es el tipo de vídeo que estás grabando. ¿Son unos minutos o una canción completa? ¡No tiene nada de malo! Pero otra cosa distinta es si te pasas las tres horas de concierto con el móvil levantado grabando cada una de las canciones. Eso es diferente. Imagina que todo el mundo a tu alrededor está haciendo lo mismo. Estáis todos luchando para ver el escenario no solo contra la distancia que tenéis físicamente del mismo, sino también para esquivar los montones de móviles que están levantados. Se acaba convirtiendo en una situación desesperante, al menos para quienes no están grabando.
Luego el problema es que tenemos dudas de que vayas a sacar mucho provecho de esos vídeos. Si lo subes a YouTube, tendrás un vídeo de tres horas con una calidad de imagen discutible y un nivel de sonido que no despertará interés entre quienes lo puedan ver. Y, como te puedes imaginar, habrá otros muchos vídeos subidos a la plataforma que serán idénticos. Dicho de otra forma, no tendrá nada de especial. No es como si subieras un vídeo de tu mascota corriendo por la casa, lo cual puede tener más o menos interés, pero que al menos será único.
Disfruta de la experiencia
Pero más allá de lo dicho y del poco interés que es posible que generen tus conciertos completos o tus 500 historias de Instagram que no acaba abriendo nadie (una o dos vale, pero decenas y decenas acaba siendo bastante cargante), el problema es que te estás perdiendo el concierto. Estarás allí y lo experimentarás, pero no de la misma manera en la que lo harías concentrándote. Si no tienes que mantener el brazo levantado para grabar, podrás bailar o moverte siguiendo el ritmo, y tu mirada se enfocará en el escenario y no en la pantalla para comprobar que está enfocada bien al mismo.
Hay estudios científicos que demuestran que pasarte el tiempo durante el concierto grabando con el móvil provoca que, al final, no disfrutes de la experiencia. Tal y como dice Alixandra Barasch en su estudio, la experiencia se ve afectada de manera notable debido a que se incrementa la ansiedad que sufrimos pensando en las impresiones que generará la grabación cuando la publiquemos en las redes sociales. Por lo tanto, no habría problema en grabar para consumo propio y hacerlo de una manera equilibrada (con algunos clips), pero sí que acaba siendo un obstáculo el estar todo el concierto grabando.
No obstante, resulta bastante lógico. También hay estudios que, de forma contraria, indican que grabar una parte del concierto puede ayudar a que aumente el buen recuerdo que te queda del mismo. Y esto también tiene sentido. Si grabamos una canción y nos guardamos el vídeo para consumo personal, tendremos un recuerdo vivo del momento en el que disfrutamos de la experiencia. Es lo mismo que cuando hacemos una grabación de cualquier otro tipo de actividad. Pero esto es muy distinto a que grabemos todo el concierto con la única intención de publicarlo en Instagram, YouTube o Twitter.
Lo cierto es que, a veces, nos obsesionamos con las grabaciones y con enseñarle a todo el mundo lo que hemos hecho o por tener vídeos que subir a nuestros canales. Lo que hay que preguntarse es si son los vídeos que la gente querrá ver o si no son tan únicos como podamos imaginar. También nos tendríamos que plantear si no estamos estropeando la experiencia a las demás personas que están en el concierto y a las que quizá tapamos con el móvil.
Como te decíamos, eres totalmente libre de hacer lo que quieras en el concierto. Al fin y al cabo, seguro que has pasado un infierno para poder conseguir la entrada y estás en tu derecho de hacer lo que te venga en gana. Pero plantéatelo la próxima vez, echa un vistazo en la cantidad de reproducciones que han tenido tus últimas grabaciones de conciertos y quizá te lo quieras pensar dos veces. ¿No sería mejor que disfrutases del momento? Y tampoco te olvides de lo que nos ha pasado a muchos: que el móvil se nos caiga al suelo por estar sujetándolo tanto rato y que alguien lo pise, lo empuje o que le pase algo peor.