Usuarios de Windows Phone 7 de Seattle se han unido para interponer una demanda colectiva contra Microsoft por lo que consideran una violación de sus derechos. La compañía norteamericana recopila datos de ubicación de sus clientes a pesar de la negativa de éstos, a quienes parece ignorar completamente.
Los smartphones han logrado renovar el mercado de los terminales móviles, y asentarse en él de manera sólida, hasta constituir una parte esencial en la vida cotidiana de muchos usuarios. Ello gracias, sin duda, a las nuevas posibilidades que en la mano ofrecen estos nuevos dispositivos “inteligentes”. Sin embargo, también guardan un lado, digamos, oscuro que se guardan las diferentes compañías y que son de una ética un tanto dudosa.
Nos estamos refiriendo a la geolocalización de los usuarios a través de software pre-instalados en los sistemas operativos, lo que, obviamente, podría suponer una violación del derecho a la intimidad del usuario. Y bajo esa presunción varios particulares y asociaciones han llevado a cabo diferentes denuncias contra las diferentes compañías responsables.
La primera de ellas ha sido Apple, que ha visto cómo ha recibido varias demandas, principalmente desde Corea del Sur, por su política, destapada recientemente, de guardar los datos recopilados a través de esa geolocalización durante un año a través de iOS 4.
Ahora, la segunda de las compañías en recibir demandas ha sido Microsoft, a quien acusan de emplear dicho sistema para recopilar datos de ubicación de los usuarios de Windows Phone 7, a través de un software de cámara, que se activa cuando se accede a la aplicación de ésta, transmitiendo datos sobre la localización del dispositivo. De ser ciertas las acusaciones, ciertamente, Microsoft no quedaría en buen lugar, pues a esta práctica se unen supuestos juramentos en falso ante el Congreso y ocultación intencionada de la aplicación del servicio.
Otras compañías, como la propia Apple (Android también lleva a cabo esta práctica), han prometido solventar el problema a través de una actualización que, en principio, eliminará tal posibilidad en los terminales de aquéllos que soliciten desactivarla. Pero Microsoft parece que ha jugado algo más sucio, y la demanda colectiva interpuesta ante la Corte Federal de la ciudad de Seattle (Washington) le acusa de ignorar la solicitud de sus clientes para desactivar la geolocalización, a través de la inclusión del mentado software de manera consciente.
Pero no sólo es esto, sino que la compañía norteamericana aseguró, en una carta enviada al Congreso norteamericano, que la recopilación de esos datos se realiza a partir del consentimiento expreso de los usuarios; algo que no parece concordar con la acusación, y que los demandantes se han apresurado a tacharla de falso.
En principio destinado a fines de marketing, esta localización y recopilación de datos de ubicación podría convertirse en una clara violación de la intimidad del usuario, quien estaría expuesto completamente a quien esté interesado en rastrearle, ya que, para más inri, dicha recopilación no está sometido a ningún tipo de control de seguridad y el acceso a ellos es totalmente factible para cualquier interesado.