Ya tenemos en nuestras manos el nuevo teléfono de Google, el Nexus 5. Apenas una semana después de su lanzamiento (y casi inmediato agotamiento), hemos recibido el teléfono y ya lo hemos puesto en marcha.
Diseño, pantalla y sistema
El diseño del terminal no guarda relación alguna con diseños previos; sí se asemeja en la forma plana del Nexus 4 que rompió con el característico formato curvo del terminal. LG, la compañía encargada de fabricar el buque insignia de Google por segundo año consecutivo, ha optado por estilizar aun más el terminal. En el Nexus 5 han desaparecido esos bordes cromados y redondeados característicos del modelo anterior, para dar paso a un diseño con menor ángulo en los bordes. No es un paso atrás en absoluto; el diseño es muy estilizado y los nuevos bordes permiten agarrar el terminal más cómodamente al manejar las cinco pulgadas de pantalla.
La pantalla ya no parece desbordar hacia los laterales como en el Nexus 4. Esta característica no hacía daño a los ojos, pero sí es cierto que el nuevo diseño no se queda corto. Los coreanos han optado por un enfoque más tradicional pero muy estilizado, elegante y discreto. Sobre todo, la comodidad a la hora de manejar el terminal es clave. Aumentar el tamaño de pantalla con una relación de aspecto útil y práctico sin comprometer su manejo (hablamos de terminales que no se consideran phablets) es uno de los puntos fuertes en los que se enzarzan los fabricantes.
Por supuesto, el terminal sigue siendo cerrado. No se puede reemplazar la batería (al menos de manera fácil) y no hay posibilidad de ampliación de memoria directa, y la única pieza extraíble es la bandeja para la microSIM. Aunque haya varias personas que no simpaticen con este método de ingeniería al mermar las posibilidades fáciles de ampliación, no hay duda de que por el momento estos diseños «unibody» generalmente ofrecen ventajas de desarrollo y ensamblado del dispositivo, lo cual repercute en su acabado final.
En cuanto a los botones de alimentación y volumen, notamos que estos tienen menos recorrido que en la versión antigua. Lo lógico es pensar que sean más propensos a toques accidentales, pero cierto es que llevándolo en el bolsillo o cogiéndolo en la mano no hemos notado que sean fácilmente vencibles. El diseño está en línea con el resto del terminal (más cuadrados, los bordes son más pronunciados).
En la parte delantera, LG ha trasladado la cámara frontal al lado izquierdo, y el altavoz ya no desborda por el borde superior sino que se hace oír desde una pequeña circunferencia en el centro del teléfono. Por detrás, la historia cambia: la carcasa trasera desborda hacia los lados con una ligera curvatura. La lente de la cámara, mucho más grande que en modelos previos, está ubicado más cerca de los extremos, y curiosamente el flash parece ligeramente más pequeño que antes.
En cuanto hemos arrancado el teléfono, el sistema ha procedido a descargar una actualización de 130Mb para dejarlo funcionando con Android 4.4. El salto de resolución entre el Nexus 4 y 5 es notable con 1920×1080 pídeles. Teniendo en cuenta las 5 pulgadas de pantalla, esto hace que haya aproximadamente 441 pixeles por pulgada, una cifra muy por encima del umbral que los estudios creen que el ojo es capaz de distinguir.
Evidentemente, a mayor densidad de píxeles mayor calidad, no obstante hay que tener en cuenta como afecta a la autonomía la alimentación y gestión de todos estos pixeles. En el primer apartado, LG ha aumentado 200mAh con respecto al anterior, dejándolo en 2300mAh. Debería ser suficiente para alimentar el Snapdragon 800 a 2,3GHz durante teóricamente un día con uso normal. En los próximos días le daremos un uso intensivo y publicaremos los resultados en su análisis.
Cámara
La cámara de 8 megapíxeles que incorpora el Nexus 5 representa un salto cualitativo… a medias. El hardware es capaz de mucho, pero nuestra sensación es que el software aún debe pulirse. Nuestras pruebas muestran que cuando el software ajusta la exposición de luz, el lag es bastante elevado para procesar la imagen. No solo eso, sino que el enfoque y la captura de imagen es lento, con lo que es inútil utilizar la cámara para objetos en movimiento o tomas más esporádicos. Las fotos tomadas pueden codearse con las de un smartphone de gama-alta. No olvidemos que estamos hablando de un smartphone de 350€, muy por debajo del precio habitual que encontramos en otros dispositivos del mercado.