Sólo 2,2 millones de accesos FTTH están en servicio de los 18,6 millones instalados ¿Por qué?
Los accesos de nueva generación, compuestos por la suma de líneas FTTH y HFC, son el principal indicador de la evolución de nuestro país hacía el cumplimiento de los objetivos de la Agenda Digital europea y los mínimos de velocidad de navegación a ofrecer a todos los ciudadanos. En España hemos conseguido un buen ritmo de despliegue y ya contamos con casi 30 millones de accesos instalados aunque sólo 2,2 millones en servicio. ¿Por qué?
Saber cuando vamos a tener fibra óptica en nuestra localidad y posteriormente en nuestro edificio, en una de las principales preocupaciones de los usuarios. Los operadores han anunciado sus planes futuros que pasan por llegar a varios millones más de unidades inmobiliarias durante los próximos tiempos. En España tenemos ya 29,5 millones de accesos instalados.
¿Pero qué es un acceso instalado? La CNMC explica que equivale a un acceso comercializable que se puede activar en un plazo razonable y corto de tiempo (48 horas). Los accesos instalados fijos corresponden a la suma de los accesos que cada operador individual declara disponer como cobertura de viviendas y locales. Se debe tener en cuenta que en el caso de los accesos desplegados un mismo edificio puede estar cubierto por más de un operador.
Por tecnologías, a junio de 2015, el número de accesos FTTH instalados era de 18.646.969 mientras que de HFC con DOCSIS 3.0 era de 10.092.433. Hasta ahí nada raro. Pero si miramos más a fondo los datos de CNMCData, vemos como sólo un pequeño porcentaje de los mismo está “en servicio”.
Nos cuentan que los accesos en servicio corresponden a accesos sobre los que se presta cualquier servicio, telefonía fija, audiovisual o banda ancha, bien sea aisladamente o en combinación con otro. Pues bien, de los 18,6 millones FTTH sólo están en servicio 2.208.033 mientras que de los 10 millones HFC sólo están 2.659.315 accesos HFC en servicio.
Entendemos que se está produciendo una infrautilización de los accesos instalados y muchos usuarios o no tienen contratada ninguna conexión o bien, siguen utilizando una tecnología obsoleta como el ADSL. El desconocimiento de muchos y “los miedos” a cambiar pueden ser un problema para las operadoras, que son las primeras interesadas en migrar al máximo número de clientes a las tecnologías de nueva generación.