Según DxO Labs, conocidos por llevar a cabo pruebas minuciosas de cámaras y lentes, los resultados ofrecidos por el Samsung Galaxy S5 en sus pruebas han llevado a una conclusión clara y directa, «es la mejor cámara vista en un smartphone hasta la fecha». Esta afirmación viene justificada por una prueba en la que se han medido todos los aspectos derivados de su módulo de cámara principal.
Con respecto a la generación anterior, el Samsung Galaxy S5 sólo ha aumentado el tamaño de su sensor en 3 megapíxeles. Haciendo caso a este valor, como suele ocurrir entre los usuarios, podríamos considerar que el cambio es relativamente reducido y, por otra parte, que dispositivos como el Sony Xperia Z2 -20,7 megapíxeles- o el Nokia Lumia 1020 -41 megapíxeles- superarían ampliamente la calidad del buque insignia de Samsung. Sin embargo, la calidad no se basa en los megapíxeles.
Suficiente para recortar sin perder calidad
El módulo de cámara principal del Samsung Galaxy S5, como adelantábamos, es de 16 megapíxeles. Si convertimos esta unidad a centímetros, obtendremos unos valores de aproximadamente 41 x 27 centímetros, lo que se traduce en la posibilidad de recortar manualmente una porción de la fotografía con programas de edición a posteriori y, sin problemas, garantizarnos que no perderemos calidad en una impresión normal de, como máximo, DIN A4. Por lo tanto, esta primera cuestión queda aclarada, aunque sí es cierto que este recorte es aún más flexible en el Sony Xperia Z2 -o el Sony Xperia Z1- y mucho más aún en el Nokia Lumia 1020.
Sorprendente vídeo con deficiencias en la estabilización
Como podemos ver en la gráfica resumen anterior, el Samsung Galaxy S5 muestra un equilibrio en la práctica totalidad de los valores que se han medido y estudiado y, sin embargo, la estabilización deja mucho que desear con respecto al global. Y es que, en este campo, mientras que otros fabricantes como LG Electronics han incorporado tecnologías orientadas a la estabilización, Samsung lo ha dejado fuera de la hoja técnica de su «flagship», el Samsung Galaxy S5. Sin duda, a pesar de que en las demás áreas el Samsung Galaxy S5 se muestra superior a la competencia, es cierto que se echa de menos el estabilizador óptico de imagen -mecánico- que sí ofrece, por ejemplo, el LG G3.
No obstante, los valores del ruido en vídeo se han mantenido bajos, obteniendo así una puntuación final muy alta y garantizando una mejor calidad cuanto menor es la iluminación a la hora de llevar a cabo las tomas. Otros aspectos como el color o la fidelidad en captura de diferentes texturas también han sorprendido positivamente mientras que, nuevamente, se ha mostrado algo más bajo de calidad en su sistema de autoenfoque. Este último, mientras que resulta extraordinario en velocidad a la hora de tomar fotografías, en la captura de vídeo con enfoque continuo es algo más lento y «torpe», ofrece resultados peores.
La fotografía móvil en su mayor grado de perfección
El ISOCELL del Samsung Galaxy S5 tiene un tamaño 1/2.6 pulgadas y, como novedad, introduce la integración de límites entre los píxeles individuales que reducen la interferencia eléctrica en hasta un 30%. Así, este sensor es más preciso que el de la competencia y, además, alcanza unos mejores valores a nivel de colores. En cualquier caso, como podemos ver en la gráfica resumen anterior, vuelve a mostrarse equilibrado. No obstante, el flash del terminal es bastante mejorable, algo que Samsung habría podido mejorar introduciendo un flash de doble tono como el del iPhone 5s de Apple o el HTC One M8. Por otra parte, también el autoenfoque supone una pérdida de puntos para el Samsung Galaxy S5, puesto que a pesar de ser muy rápido, en ciertas situaciones se muestra impreciso.