El motor eléctrico se dirige a ser una pieza a usar en cualquier vehículo, y motivo de ello son las importantes ventajas que presenta ante el que puede ser el propulsor de gasolina o diésel de un vehículo convencional. Con todo, este tipo de motor electrificado tiene varios fundamentos y comportamientos que lo distancian considerablemente de los de antigua generación.
Las ventajas del motor eléctrico son considerables
Desde que revolucionaron el mercado con su aparición, los coches híbridos y eléctricos se han ido normalizando cada vez más. Su precio se va democratizando y las ciudades ofrecen un número superior de estaciones de carga. Pero, ¿qué tienen que ver sus motores eléctricos? O lo que es lo mismo; más allá de ser más sostenibles, ¿qué otras ventajas tenemos con ellos?
Antes que nada tenemos que incidir en que este tipo de propulsores son un tipo de máquina o dispositivo rotativo que transforma energía eléctrica en mecánica, esto por medios de interacciones electromagnéticas. Mucho más simples que los convencionales, son capaces de entregar la misma potencia con menos esfuerzo.
Como veremos a continuación, el buen hacer de estos propulsores se traduce también en una eficiencia que aumenta considerablemente hasta superar el 90% en muchos casos, ya que se reducen considerablemente las pérdidas por calor al reducirse los rozamientos de piezas móviles. Pero hay otras más que hacen que el motor eléctrico sea de múltiples ventajas frente a los de combustión de gasolina o diésel.
Todos sus puntos a favor
Algo también a valorar es que estos pueden ser reversibles, es decir; actuar como generadores y transformar la energía mecánica en energía eléctrica. Incluso los hay que pueden producir los dos tipos de energía al mismo tiempo, como en el caso de algunos coches híbridos.
En esas, como decimos, el dispositivo electrificado puede equiparse y conjuntarse con otras piezas que son los que luego el coche pueda funcionar de una manera distinta a otro. Siguiendo esta línea, contamos con ellos también en que, al utilizar menos piezas, sufren un desgaste mucho menor en el tiempo, así como tienen un mantenimiento más reducido.
Sobre los mismos, tenemos que tener en cuenta aspectos que nos dirán, posteriormente, si es posible hacer porque estos coches tengan unos niveles más eficientes. Eso se traduce en consumos de energía menores, por ejemplo.
- Contaminación. Aquí es donde los motores eléctricos ganan y por los que tanto se les está buscando. No generan emisiones frente a los innumerables tipos de elementos contaminantes que emiten los que son movidos por gasolina, como CO2, o todos los gases de efecto invernadero producidos por la combustión de combustibles fósiles.
- Gasto en energía. Con unas clara ventajas del motor eléctrico, la alternativa de la electricidad se ve como un ahorro más que evidente ante la gasolina.
- Ruido. Muy favorable para estos motores, no tienen ningún tipo de proceso interno por lo que el ruido disminuye a cero, al contrario que los convencionales, que provocan una gran cantidad de contaminación acústica en las grandes zonas urbanas.
- Reducción de piezas y mantenimiento. A diferencia de los convencionales, estos no necesitan mantenimiento al no contar con piezas móviles sometidas a rozamiento ni altas temperaturas. Además, aunque el coche eléctrico tal y como lo conocemos en la actualidad es algo muy reciente, la realidad es que se trata de una tecnología muy probada y que se inventó incluso antes que el motor de combustión.
- Respuesta inmediata. En el motor eléctrico no se produce ninguna quema ni explosión. Funciona con un conjunto de bobinas y trabaja con inversión de campos magnéticos. Esto hace, por su parte, que la respuesta al acelerar sea mucho más rápida y controlada.
- Más eficientes. Como tal, y como un punto que cobra importancia hacia su menor coste de recarga, es que estos propulsores son mucho más eficientes energéticamente que los motores a combustión; utilizan entre 0.1 y 0.23 kW/h por kilómetro
- Frenado regenerativo. Durante el frenado del coche, un motor eléctrico funciona como un generador. La salida de energía producida después de convertida se utiliza para recargar las baterías. Esto significa que el vehículo devuelve energía al sistema.
Un cambio más que justificado
Como hemos visto, a partir de las que son todas estas siete ventajas que contamos con este tipo de motor eléctrico, se hacen ver así como unas máquinas esencialmente mejores que los que pueden ser de combustión para generar movimiento.
Por su parte, y teniendo en cuenta la creciente conciencia ecológica de las sociedades modernas, podemos decir que, si estamos dispuestos a hacer pequeños sacrificios a cambio de las mejoras sustanciales que promete el vehículo eléctrico, es posible que haya llegado el momento de realizar su completa transición. El cambio estaría plenamente justificado.