Las maravillas que está proporcionando el uso del Telescopio James Webb son, en ocasiones, difíciles de creer. Los astrónomos han dado fe, en este caso, del descubrimiento que han hecho del que podría tratarse del agujero negro más antiguo de la historia. Es gigantesco y su origen se remonta mucho más atrás de lo que puedas imaginar.
El uso del telescopio James Webb está proporcionando verdaderos descubrimientos que han revitalizado el interés que existe por la astronomía. Esta herramienta sigue siendo la que, mes a mes, nos deja con la boca abierta por los nuevos descubrimientos que se realizan con ella y por todos los documentales que protagoniza. Lo referente a este agujero negro es otra reafirmación más de la importancia que tiene el telescopio y de cómo seguramente este solo sea el principio.
Tiene el tamaño de 1,6 millones de soles
Es imposible imaginarlo. El Sol en su enorme presencia multiplicado hasta que cubres un total de 1,6 millones de soles juntos. Los científicos lo denominan como un agujero negro monstruoso, un enorme coloso cuyo origen se remonta a 13 mil millones de años en el pasado.
Encontrarse algo tan impactante como esto ha sido fruto de la capacidad que tiene el James Webb de permitir a los especialistas mirar hacia el pasado del universo. Gracias a ello es a lo cual se están conociendo detalles del espacio que no habríamos imaginado de otra manera. En este caso concreto, han detectado que el agujero negro estaba presente 440 millones de años después del nacimiento del propio universo. La localización del poderoso agujero es el centro de la galaxia GN-z11.
¿Pero cómo se pudo formar?
En lo que hace especial hincapié el estudio que aporta estos datos y que está liderado por Roberto Maiolino es en la importancia de poder llegar a entender cómo se formaron estos agujeros negros. Los diferencia de los agujeros negros actuales por un factor claro: la manera en la que se desarrollan. No lo hacen con la calma que tienen los de nuestros tiempos, sino que su enorme tamaño se produce bajo un proceso distinto a máxima velocidad. ¿Pero cuál? No es algo que, de momento, puedan saber. Pero el estudio remarca cómo tiene que producirse algún tipo de efecto extremo desencadenante que haga que tanto la formación del agujero negro como su desarrollo se realicen de una manera acelerada.
Además, es conveniente tener en cuenta que estos agujeros negros de tamaños exageradamente enormes, coinciden siempre en haberse originado en un periodo de 100 años después del Bing Bang. Pero, hasta el momento, este que protagoniza la noticia habría sido el más antiguo de todos. No obstante, no se puede descartar que, mediante el uso del James Webb, llegue a ser posible encontrar otro agujero negro más antiguo o incluso uno con un tamaño más grande.
Lo importante es que el nuevo método que aplicaron para ir más allá en la mirada atrás en el tiempo es muy probable que aporte otros descubrimientos. Lo que hicieron estos científicos fue usar dos de las cámaras de infrarrojos del telescopio y, más exactamente, sus espectrógrafos. Querían analizar las frecuencias de la luz y comprobar si había algo que les llamase la atención. ¡Y vaya si lo hubo! Descubrieron una señal extraña que indicaba que algo estaba ocurriendo en un agujero negro, el cual crecía a máxima velocidad. Creen que su origen se podría explicar simplemente con el colapso de multitud de estrellas y agujeros negros, algo que encajaría con la explicación más tradicional y estándar. Pero también dejan una puerta abierta a que sean agujeros negros derivados de otros primordiales que quizá existieron incluso antes de la creación del universo.
Tal y como mencionan en el estudio, no está tan claro que la idea que utilizan los científicos del colapso de estrellas sea la única forma de crearse un agujero negro. Quedan muchas dudas abiertas sobre estos fenómenos del universo que es posible que se lleguen a aclarar a medida que pasen los años, ya sea con el James Webb o, quién sabe, quizá con una herramienta futura incluso más poderosa.