En cuanto al contrato de una conexión a Internet, lo que más suele interesar a los clientes es la velocidad de la fibra óptica o el ADSL. Es el factor que, generalmente, se suele considerar clave para valorar la calidad de Internet. Sin embargo, no es lo único que debemos tener en cuenta. También debemos vigilar la latencia, el PING y la estabilidad. De esta última característica, os vamos a hablar hoy. ¿Qué es la estabilidad? ¿Cómo podemos comprobar si la red que usamos es estable?
Cuando hablamos de la estabilidad de Internet, nos referimos a la capacidad de la red para mantener una conexión continua, sin interrupciones ni fluctuaciones de velocidad. Una red estable es aquella con un rendimiento constante, con una latencia baja y predecible.
Que el Internet que usamos sea estable es crucial para ver series en streaming, para las videollamadas, para jugar a videojuegos en línea y para el trabajo remoto. Si tienes problemas con alguna de esas actividades, puede que se deba a que la estabilidad de la conexión es mala. En este artículo, te indicamos cómo medirla.
Cabe señalar que, a veces, mejorar la estabilidad corresponde únicamente al operador, por problemas técnicos o de instalación hasta el hogar. También puede tratarse de algo relativo a la instalación de la red local. En estos últimos casos, es posible arreglarlo por nuestra cuenta a través de la configuración del router o de la red WiFi. Por eso, te explicaremos qué factores podrían estar afectando a la estabilidad de la conexión.
Comprobaciones de la estabilidad
Lo único que tenemos que hacer es lanzar solicitudes a un servidor fiable, y que el mismo las devuelva. En este intercambio de envío y recepción podremos ver los paquetes salientes y entrantes; con el tiempo de demora en el transcurso y la pérdida de información si existiera. Lo vamos a hacer con los servidores de Google accediendo a Símbolo del Sistema desde el menú Inicio de Windows, e introduciendo aquí el comando ‘ping -t 8.8.8.8′. Lo interesante es dejar que lance consultas durante un tiempo largo, de por ejemplo 12 horas, para después revisar las consultas que se han hecho.
Hecho esto podremos revisar el registro de peticiones al servidor y la devolución de respuestas por parte del mismo, para comprobar si se pierden paquetes de datos en la comunicación entre el cliente –nuestro dispositivo- y el servidor –Google-. Si no se produce ninguna pérdida, entonces, evidentemente, tendremos por seguro que la estabilidad es correcta y no se debe hacer cambio alguno. Si se pierden paquetes, entonces sí habría que revisar la configuración de red o la instalación en busca del causante de este problema de estabilidad.
¿Qué factores influyen a la estabilidad de la red?
Son muchas razones por las que la estabilidad de tu conexión a Internet puede no ser la adecuada. En esta característica, entra en juego lo siguiente:
- Ancho de banda disponible:
El ancho de banda es la cantidad máxima de datos que pueden transmitirse por la red en un periodo determinado. Por lo general, se mide en megabits por segundo (Mbps) o en gigabits por segundo (Gbps).
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Latencia:
La latencia es el tiempo que tarda un paquete de datos en trasladarse desde su punto de origen a su destino (del router a otro dispositivo). Esto se mide en milisegundos (ms).
- Pérdida de paquetes:
Esto hace referencia a la cantidad de paquetes de datos que no alcanzan su destino o llegan dañados por problemas en la red.
- Jitter (variación de latencia):
El jitter se da cuando hay una fluctuación en el tiempo de entrega de los paquetes de datos. Es decir, cuando la latencia varía en poco tiempo.
- Interferencias y ruido en la red:
Las interferencias se producen cuando algunas señales externas afectan a la transmisión de datos en la red. Esto ocurre especialmente en las conexiones inalámbricas.
- Capacidad y calidad del hardware de red:
El rendimiento de la red suele depender de la calidad de los dispositivos que usamos para dotar de Internet. Se debe al uso de routers, módems, switches y cables de red obsoletos o de baja calidad.
- Configuración y gestión de la red:
Si la configuración del router es incorrecta o no hacemos una gestión adecuada de la red, podemos acabar teniendo problemas de estabilidad.
- Cantidad de dispositivos conectados:
El número de dispositivos que tenemos conectados a la vez a la red también puede provocar fallos a la estabilidad, ya que saturan el ancho de banda y ocasionen ralentizaciones.
- Proveedor de servicios de Internet (ISP):
La fiabilidad del proveedor que hemos contratado de Internet son fundamentales. Dependiendo de la calidad de su red, tendremos mejor o peor estabilidad de la red.