Intel ha lanzado hoy sus primeros SSD para consumidores que aprovechan su memoria Optane, los cuales llegan una semana después de que se lanzaran los primeros modelos para empresas. Esta memoria, basada en la tecnología 3D XPoint, es más rápida y más duradera que la memoria NAND actual, y vamos a contarte en detalle qué va a aportar esto a las unidades SSD para consumidores.
Intel Optane: su memoria para SSD más rápida que la NAND actual
Las unidades SSD Optane de Intel vienen en dos capacidades: 16 y 32 GB. Sí, no nos hemos equivocado al escribirlo, y una capacidad tan baja tiene su explicación. Al igual que los SSD NAND cuando salieron, esta tecnología es todavía demasiado nueva y cara, por lo que unidades de mayor capacidad son demasiado caras para el objetivo que en la actualidad cumplen.
Y es que estas memorias están pensadas para ser utilizadas inicialmente como memoria cache gracias a la tecnología Rapid Storage de Intel. Esto quiere decir que los archivos que carguemos en ellas serán cargados de manera muy rápida, pero su objetivo no es que estos archivos queden almacenados de manera permanente en ellos, sino que actúan de transición a otras unidades, como pueden ser otros SSD o un disco duro, evitando los cuellos de botella que generan estos sistemas de almacenamiento (sobre todo los discos duros).
La posibilidad de utilizar la memoria Optane como cache sólo está disponible en Windows 10 de 64 bits para la unidad de almacenamiento principal donde esté cargado el sistema operativo. El controlador de almacenamiento del chipset ha de estar en RAID y no puede ser usado como un NVMe normal. Los SSD Optane sólo serán compatibles con placas de la serie 200 para procesadores Kaby Lake, así como los que salgan en el futuro.
Mucho más rápidos y duraderos
Además de ser más rápida, la memoria Optane ofrece esa velocidad de lectura mucho antes que otros sistemas de almacenamiento como los SSD por SATA, e incluso que los SSD por PCI-E que conocíamos hasta ahora, siendo ideales para actuar como memoria cache y ofrecer el mejor rendimiento desde el primer momento gracias a su baja latencia. Con respecto a los SSD SATA, son entre 3 y 8 veces más rápidos, aunque las mejoras destacan sobre todo en velocidades de lectura, y no tanto en las de escritura. Los DWPD (Device Write Per Day) son entre 3 y 6 si tenemos en cuentan los 100 GB por día que ofrece de duración en sus ciclos de escritura, frente a los 0,8 que estamos a costumbrados a ver en SSD SATA, o hasta 1,3 en algunos SSD PCI-E.
A pesar de ser una nueva tecnología, su precio no es muy elevado. La unidad de 16 GB empezará en 44 dólares, mientras que la de 32 GB llegará a los 77 dólares, ambos disponibles en formato M.2 2280 para slots B y M, utilizando dos líneas PCI-E 3.0 con interfaz NVMe. No se podrán utilizar en dispositivos cuyos slots sean sólo para M.2 SATA, como ocurre en muchos portátiles. Estos nuevos módulos estarán disponibles a la venta a finales de abril, y probablemente los veremos equipados también en unidades híbridas como los SSHDD.
Sea como fuere, hasta que el coste no se reduzca con respecto a los SSD actuales, esta solución no será lo más atractivo y eficiente para los consumidores. Una unidad SSD SATA es entre 5 y 10 veces más rápida que un HDD, mientras que la mejora de rendimiento de un SSD Optane con respecto a un SSD convencional no es tan relevante para un consumidor normal, que probablemente preferirá gastar 70 euros más en un SSD para duplicar su capacidad (pasar de uno de 250 a uno de 500 GB, por ejemplo), que usar una dupla de 250 GB SATA y 32 GB PCI-E con un SSD Optane.