Una de las principales críticas que se le hace a los SSD es que éstos tienen una tasa de averías superior a la de los discos duros. Nada más lejos de la realidad, si nos basamos en los datos, las unidades SSD tienen la mitad de la tasa de fallos de discos duros. Entre las marcas de discos duros con menos devoluciones se encuentra Seagate, con un 0,72%. En el caso de los SSD, los más fiables son los de Samsung, con una tasa de devolución del 0,20%.
El apagado inesperado, el enemigo de los SSD
A pesar de esto, un fallo en un disco duro tiene una solución más fácil que la de un SSD. En el disco duro se suelen romper elementos mecánicos, quedándose los datos a salvo, a no ser que haya sufrido una fuerte caída mientras se encontraba en funcionamiento. En el caso de las unidades de estado sólido, los fallos suelen ser eléctricos, y éstos pueden ser devastadores.
La mayoría de fallos en los SSD se dan cuando el ordenador es apagado de manera inesperada mientras éste está en funcionamiento y no se ha apagado mediante la opción de apagar del sistema operativo. Esto puede provocar que la unidad no tenga tiempo de descargarse correctamente de electricidad o de apagarse, dependiendo del protocolo del firmware. Es este protocolo el que determinará si tu SSD vive o muere después del apagado inesperado.
Si te encuentras en el caso de que tu ordenador no enciende, lo primero que has de hacer es ir a la placa base y comprobar que ésta lee correctamente las unidades de almacenamiento, sobre todo en la que se encuentra el sistema operativo. Si éste se encuentra en el SSD, y la placa base no lo lee, te encontrarás con el SSD de Schrödinger, es decir, puede estar vivo o muerto.
Pasos para comprobar si tu SSD está vivo o muerto
En la mayoría de los casos la unidad de estado sólido puede ser revivida realizando un simple proceso de carga. Los pasos para ello son los siguientes:
- Abre la tapa lateral de tu ordenador y desconecta el cable SATA de la unidad de estado sólido, pero deja conectado el de la fuente de alimentación.
- Enciende el ordenador y mantenlo encendido durante 30 y 60 minutos.
- Apaga el ordenador y quítale el cable de la corriente al SSD durante 30 segundos para que se descargue.
- Conecta el cable de la corriente y el SATA a la unidad y enciende el ordenador.
Después de realizar este proceso, el ordenador debería iniciar con normalidad. De no ser así, puedes repetir nuevamente los pasos durante las veces que creas conveniente, incluso dejando más tiempo el ordenador encendido de los 30 o 60 minutos con el SSD y el cable de alimentación puesto. Si no revive después de varios intentos, lo más seguro es que haya muerto.
En el caso de que reviva, que suele ser lo menos probable, debes comprobar la integridad de la unidad para ver si has perdido algunos datos. Para ello, vamos a Símbolo del sistema, y escribimos ‘chkdsk’, sin comillas. También es probable que, si tu SSD es de un fabricante conocido, éste tenga algún software propietario que te informe de la salud de la unidad. Otra opción para comprobar su salud es hacerlo en otro ordenador con una carcasa externa por USB, suponiendo que tengas otro PC y una carcasa del estilo disponible.
Cocone esta serie de recomendaciones y consejos para tratar de alargar la vida útila a un SSD.