El pasado verano la Fuerza Aérea estadounidense estrelló a propósito un dron en una localización no revelada de África con la finalidad de provocar la desaparición del vehículo, según un informe clasificado que el servicio ha sacado a la luz este mes. Pudo ser en el norte de África o en el cuerno de África, ya que en esa zona las fuerzas estadounidenses realizan misiones. Los oficiales de las fuerzas aéreas descubrieron que el dron, un MQ-9A Reaper, tenía una fuga de combustible, lo que provocaba que no pudiera llegar a la base aérea con seguridad.
Antes que intentar guiar a esta nave no tripulada hasta tierra, el servicio prefirió ordenar de manera remota al vehículo que se estrellara en tierra. De este modo, sería imposible para cualquier persona recuperar objetos del dron como sensores o armas. Este incidente tuvo lugar el 24 de junio de 2020 en el área de responsabilidad del comando africano de Estados Unidos. Este organismo, con sede en Stuttgart (Alemania), ocupa casi todo el continente africano, con la excepción de Egipto.
La misión original de la aeronave
Según el reporte clasificado, este dron tomó vuelo el 23 de junio a las 19:05 desde un lugar no revelado, aunque si se sabe que el vehículo sirve a la guardia aérea nacional de Arizona. El informe revela que la finalidad de este dron era una “misión operacional”. Este tipo de drones va armado con misiles Hellfire y con bombas guiadas por láser y se usa para misiones de vigilancia y reconocimiento, de inteligencia, vigilancia armada o de asalto.
Unas doce horas desde que comenzara la misión, a las 6:40, se descubrió que el dron estaba perdiendo combustible. En un principio no se pudo determinar el motivo de la fuga, pero el operador del sensor giró la torreta y descubrió como estaba cayendo el combustible por el fuselaje de la aeronave. Este tipo de dron puede llevar hasta 3900 libras de combustible divididos en siete depósitos internos distintos.
El fatal y caro desenlace
Los oficiales al cargo ordenaron al dron regresar a la base, y en un principio se pensaba que la nave podría aterrizar de forma segura en tierra. Sin embargo, la fuga de combustible era imparable y la Fuerza Aérea decidió estrellar a propósito la aeronave con el único fin de minimizar las posibilidades de que los enemigos pudieran salvar algún tipo de equipamiento útil del lugar donde se produjo el choque. A las 9:14 el dron se quedó sin combustible y este incrementó la velocidad del vehículo en descenso, para así maximizar la fuerza del impacto.
Los fabricantes de esta aeronave, General Atomics, revisaron el incidente junto a los oficiales de las Fuerzas Aéreas, achacando la fuga de combustible a un mal funcionamiento del calentador de combustible eléctrico delantero, provocando un agotamiento de gasolina y finalmente, la pérdida de la aeronave. En total, las perdidas por este incidente ascienden a 11,29 millones de dólares, el coste de esta nave. Las fuerzas aéreas también destacaron que ninguna persona o propiedad fueron heridas durante el incidente.