El marketplace de Amazon permite acceder a multitud de productos con la garantía y protección de Amazon. El problema es que muchos de esos productos puede que no cumplan la normativa del país en el que se reciben, como por ejemplo un juguete que venga de China. Ahora, la agencia de protección al consumidor de Estados Unidos ha detectado que Amazon ha vendido más de 400.000 productos peligrosos.
Tanto es así, que la Consumer Product Safety Commission (CPSC) ha demandado a la compañía porque encontró que multitud de productos que se vendían ahí eran peligrosos. Por ejemplo, había ropa de niños que era inflamable, secadores que no estaban correctamente aislados y podían electrocutar a la gente, o detectores de monóxido de carbono que no funcionaban.
Al menos 420.000 productos vendidos peligrosos
Todos estos productos eran vendidos por vendedores externos. El organismo estima que se vendieron 24.600 detectores de monóxido de carbono y 398.000 secadores de pelo peligrosos, pero no sabe cuántos pijamas de niños inflamables se vendieron. Todos los productos estaban «gestionados por Amazon».
La CPSC afirma que es raro que presenten una demanda contra una empresa en lugar de colaborar con ella para que se retiren los productos vendidos en Amazon. La comisión notificó a Amazon antes de la demanda, y retiró los productos que estaban a la venta y alertó a los compradores, pero no quieren ser responsables legales de la venta de estos productos.
Amazon ha devuelto el dinero a los clientes afectados
Amazon se ha defendido de las acusaciones diciendo que ha solicitado a los clientes que destruyan los productos, además de haberles devuelto la totalidad del dinero que pagaron. Sobre otros productos que dice la CPSC, Amazon dice que no les han dado suficiente información como para retirarlos de la venta. Además, no entienden el objetivo de la demanda, cuando ya han devuelto el dinero y han informado a los consumidores del peligro de usar esos productos, y les han dicho que los rompan o los tiren.
Este tipo de casos demuestran el área gris en el que se mueven las tiendas online que actúan como marketplace para terceros, ya que es muy difícil para los reguladores determinar qué cuenta como un vendedor y hasta qué punto el portal de venta es responsable por los productos que se venden en la plataforma. Amazon siempre ha defendido que no es responsable de los productos que se venden en su plataforma, ya que afirman que son un simple servicio que conecta a compradores y vendedores.