Uno de los futuros que visualizan muchos científicos nos habla de un día en el cual los humanos tengamos la capacidad de copiar nuestra mente a un ordenador y así seguir viviendo «eternamente». Pero, para conseguirlo, indican que se deben cumplir tres requisitos.
No es una idea de científico loco. El concepto de dejar atrás el cuerpo para que nuestra mente sobreviva se ha ido viendo a lo largo de las décadas en películas, libros, videojuegos y todo tipo de obras. Es una idea que forma parte del transhumanismo, la corriente intelectual que trata de llevar a la humanidad hacia su siguiente paso evolutivo mediante la tecnología.
Tu cerebro en un ordenador más potente
La propuesta que tienen sobre la mesa los científicos que forman parte del transhumanismo no solo plantea la supervivencia de la persona a través de su mente y su memoria, sino que también tiene en cuenta la capacidad que podría darse de conseguir más inteligencia. Se habla de, puestos a llevar nuestra mente a un ordenador, aprovechar para potenciarla de distintas maneras. Por ejemplo, podríamos llegar a ser capaces de pensar mucho más rápidamente. Así, si ahora necesitas 5 minutos para resolver un ejercicio matemático, con uno de estos cerebros mejorados lo podrías terminar en un minuto.
Al mismo tiempo, habría otras posibilidades de mejora para las personas que hubieran dado el paso a la siguiente «fase» de la evolución. Aunque, eso sí, lo que dicen muchos de los expertos que apoyan este trabajo es que no hay que entender esta idea como una forma de vivir para siempre. La idea será vivir hasta que cada persona decida que ya ha vivido suficiente o que ha aportado todo lo que podría al mundo.
Pero, para que esto pueda llegar a ser una realidad, como decimos, se tienen que cumplir con tres requisitos. El primero de ellos es que la raza humana pueda llegar tecnológicamente a desarrollar un sistema que emule la mente humana. El segundo se cumpliría si un cerebro artificial puede terminar alojando una mente humana real con el nivel de consciencia que tenemos mientras vivimos. Y el tercero radica en garantizar que la nueva persona que se genere en el proceso de traslado de datos seas realmente tú. Es decir, no puede ser una copia tuya o un backup de tu mente, tienes que ser tú mismo. ¿Cómo llegar a cumplir estos requisitos y qué viabilidad hay de llegar a verlos hechos realidad?
Ya se está investigando
A día de hoy, quienes apoyan la corriente del transhumanismo están trabajando para que, antes o después, los tres requisitos se puedan cumplir y superar. El primero de ellos podría ser cuestión de tiempo, pero todavía va a necesitar mucha investigación. De momento, lo que están haciendo los científicos es comenzar a intentar replicar las mentes de insectos y animales. Para ello, elaboran los conectomas, que son los diagramas que muestran todo el funcionamiento del cerebro de un ser vivo.
De momento el máximo logro en este aspecto ha sido replicar el conectoma de la larva de la mosca de la fruta. Por supuesto, se trata de algo muy simple en comparación al conectoma que deberá crearse para poder replicar la complejidad de la mente humana. Pero el trabajo sigue en desarrollo. Se cree que, en un periodo de unos 10 años, los científicos ya habrán dado forma al conectoma de un ratón. Luego, a medida que se avance con estos proyectos, avanzar será algo más sencillo. De ahí que, si bien esté costando mucho diseñar el conectoma de los primeros seres vivos, el de los humanos no vaya a ser tan complejo. Al menos, en teoría.
Todo depende del avance tecnológico y de la mejora que se vaya produciendo en las herramientas disponibles. Para quienes piensan que lograr el conectoma de los humanos será una misión casi imposible, lo que argumentan los científicos es que pensemos lo difícil que era en el pasado secuenciar el ADN y «lo barato» que resulta ahora. Ese mismo concepto de cómo ha cambiado la tecnología científica en pocas décadas es lo que inspira confianza a quienes buscan dar forma al conectoma humano.
Pero, como decíamos antes, este no va a ser el único requisito. Algunos de los científicos se plantean si nuestra mente depende de nuestro cuerpo y del resto de elementos que tiene el organismo vivo para que podamos tener la consciencia humana que nos caracteriza. Otros argumentan que todo está en la mente y en la red neuronal que tenemos, la cual se ocupa de darnos la consciencia y todo lo que nos hace tener conocimiento de nuestra existencia. Si no dependemos tanto del cuerpo, no debería haber ningún problema. La copia de nuestra mente se trasladaría íntegramente al ordenador y se replicaría hasta la última de las piezas de la red neuronal, por lo que tendríamos todo aquello que tiene nuestro cerebro. De todas formas, todavía no se ha avanzado suficiente en esta materia como para poder garantizarlo de forma definitiva.
Llegamos al último punto, en el cual los científicos quieren asegurarse de que la copia que se envía al ordenador eres realmente tú y no un clon generado a partir de ti. La literatura de ciencia ficción ha explorado este concepto en distintas ocasiones y es algo que, lógicamente, genera preocupación. El principal dilema se encuentra en la relación que tiene la identidad de una persona y la forma en la que el cerebro y el cuerpo pueden tener más o menos vínculo en ello. ¿Qué es lo que nos hace que seamos nosotros? Uno de los grupos de científicos cree que la mente depende del cuerpo y que sería imposible trasladar nuestra propia identidad a un nuevo recipiente, como un ordenador. De hacerlo, solo sería una copia de seguridad de nuestra persona, pero no seríamos nosotros mismos. Por su lado, el otro grupo defiende que lo importante es la mente en sí misma, la cual se podría trasladar a cualquier otro lugar y que siguiéramos siendo nosotros.
Los científicos del segundo grupo hacen especial hincapié en que nuestra mente, recuerdos, vivencias, opiniones, puntos de vista y cualquier pensamiento, es lo que nos identifica. Ese cúmulo de aspectos forman un puzle de nuestra identidad.
¿Serás tú de verdad?
El reto final, lo que todavía genera más dolores de cabeza entre los expertos, es plantearse qué pasaría en el momento en el que trasladásemos la mente a ese ordenador. Porque no se habla de hacerlo después de morir, sino estando en vida. Hay quienes opinan que no habrá forma de que esa copia, ese segundo yo que has creado tecnológicamente, sea nunca tu yo principal. Será el que quede cuando tu cuerpo biológico desaparezca y se parecerá mucho a tu pensamiento, pero posiblemente no sería el mismo. Otros son más optimistas y creen que esa copia se mantendrá almacenada en el ordenador hasta el día en el que mueras y, en ese momento, tu mente real se «activará» en el ordenador o dispositivo donde se haya almacenado tu segunda versión. Suena bien, pero parece un poco improbable.
Sea cual sea el destino de la humanidad, no se puede decir que el transhumanismo y la idea de supervivencia que se plantea no resulte interesante. Si se te ha calentado la cabeza demasiado y solo quieres ver uno de esos posibles futuros a los que hacen referencia este tipo de ideas, no sería mala idea que le echases un vistazo a El sexto día, una de las mejores películas de ciencia ficción del año 2000.