Los 1.000 kilómetros de autonomía es un punto de inflexión para todo lo que concierne a los coches eléctricos y sus fabricantes, una tónica de la que son muchos los que buscan seguir, y de la que Volvo persigue con especial ahínco. Más teniendo en cuenta la evolución que están dando ya este tipo de vehículos, haciendo con el que el futuro esté más próximo de lo que parece. Pero, ¿cuál es el planteamiento de la marca sueca para conseguirlo?
Volvo busca autonomías similares a los de combustión
El proceso de electrificación del transporte y desaparición de los vehículos de combustión tiene apariencia de ser gradual, pero va a experimentar una aceleración exponencial en los próximos años como resultado del impulso de planes por parte de los gobiernos, así como los numerosos avances tecnológicos.
Una situación que pone de manifiesto cómo los coches eléctricos han dado pasos adelante en muy poco tiempo, representando ser una baza muy jugosa tanto para el futuro como para el mismo presente. Son estos avances los que están dirigiendo porque las marcas adelanten sus estrategias en materia tecnológica, como ha pasado con Volvo.
Una de ellas recae en la autonomía de este tipo de vehículos, aunque algunas automovilísticas ya están trabajando de manera intensa para resolverla. Con todo, el fabricante sueco de Volvo quiere que todas sus ventas sean únicamente de vehículos eléctricos a partir de 2030, y quiere lograr que sus eléctricos ofrezcan cifras de autonomía similares a los de combustión actuales. Y para hacerlo, se centrarán en las que son ya sus baterías de segunda generación.
En qué consiste
Uno de los mayores cambios que se producirán en las baterías de segunda generación de la casa, que llegará dentro de unos años, será la propia construcción. La batería no sólo constará de menos componentes, sino que tendrá un diseño plano. Así, esta hoja de ruta está centrada en diseñar, desarrollar y producir internamente las baterías, junto a socios estratégicos como Northvolt.
Todo, además, de los motores eléctricos y el software. El objetivo es conseguir la mayor sinergia y eficiencia posibles a lo largo de toda la cadena de suministro. Esta nueva generación de celdas la estrenará en unos años el nuevo XC60, previsto para 2024.
El objetivo de Volvo con esta asociación para sus 100% eléctricos es incrementar la densidad energética de las celdas en un 50%, alcanzando los 1.000 Wh/l, lo que se traducirá en autonomías reales de 1.000 km por carga. Esta es una tarea con la que pretenden dar solución a dos de las trabas que competen hoy a estos vehículos.
Soluciones tecnológicas renovadas
Volvo se ha desarrollado en el campo de la movilidad sostenible como uno de los mayores exponentes, sobre todo por modelos como el XC40 Recharge Eléctrico o los XC60 y XC90 Recharge, uno en materia EV y otros dos híbridos enchufables. Tres vehículos con los que han sabido hacerse un hueco más que interesante en el mercado, y por eso buscan seguir ahora con nuevos desarrollos totalmente tecnológicos.
Lo harán con el sucesor del XC90, previsto para el año 2022, y del que contará con carga bidireccional. Esto es lo que permitirá a los usuarios y conductores verter el excedente de electricidad en la red. Así, se podrán cargar los coches durante las horas valle, ayudando a reforzar la red durante las horas pico.
En esta dirección, y no menos importante, la marca está estudiando en cómo y de qué manera pueden otorgar una segunda vida a las baterías de los vehículos, al tiempo que hallan la forma de mejorar el proceso de reciclaje de las mismas baterías. Ello reduciría la necesidad de extraer más material del suelo, lo que resulta costoso tanto económicamente como de emisiones.