El problema de España con los coches viejos y cómo afecta a tu seguridad

En España tenemos cada vez coches más viejos o por lo menos con más años, según las cifras facilitadas por Anfac. La edad media del parque de automóviles vuelve a aumentar en 2021 y alcanza los 13,49 años de antigüedad, tal y como señala el último Informe Anual. Pero, ¿por qué es así y cómo afecta esto a nuestra seguridad?
La de edad de los coches en España no deja de crecer
La edad media de los coches que circulan en España es de 13,4 años, lo que supone que nuestro país tiene uno de los parques automovilísticos más viejos de Europa y es uno de los ‘farolillos rojos’ del continente en este aspecto.
Lo peor es que la edad de nuestros coches crece de manera continuada desde hace más de 15 años, especialmente desde la crisis de 2008, cuando los automóviles que circulaban en España apenas sumaban 8,39 años de antigüedad media. Ahora, tenemos un parque que supera los 25 millones de turismos, es decir unos 1,8 coches por habitante (tres millones más que en 2008), pero cada vez más viejos.
Y esto, obviamente, tiene sus consecuencias en términos de seguridad. Porque, tal y como lo refiere la DGT, el riesgo de fallecer o sufrir una lesión con hospitalización es 1,6 veces superior en los turismos de 10 a 14 años, en comparación con los turismos de hasta 4 años. Una proporción que va en incremento de manera exponencial a medida, que el automóvil aumenta su antigüedad. De hecho, en los turismos de 15 a 19 años el riesgo de fallecimiento es 2,2 veces superior.
Cómo influye en tu seguridad
Y, como tal, esto influye en muchos aspectos. Y es que el aumento de la edad media refleja la baja renovación que tiene el parque nacional de automóviles. Durante 2021, se vendieron 1.257.787 unidades de turismos de más de 10 años de antigüedad. Una cifra muy superior a las 859.476 unidades de turismos nuevos registrados durante el año pasado.
De estas unidades antiguas, una de cada cuatro ventas correspondió a turismos de más de 20 años de antigüedad, con 306.129 registros, un 32% más que el año anterior. Esto implica que se mantienen en circulación vehículos que no incorporan los últimos avances tecnológicos tanto en materia de sostenibilidad y reducción de emisiones como de seguridad.
Es ahí cuando vemos que los coches de más de 12 años sufren más averías, y a esta edad su mantenimiento se encarece por la necesidad de ir sustituyendo piezas importantes para un buen funcionamiento, como son los frenos, los amortiguadores o la correa de la distribución, entre otros. Un coche nuevo tiene una probabilidad muy baja de tener una avería y a esto se le suma que los motores actuales son mucho más eficientes y consumen bastante menos combustible, sin duda un ahorro para el bolsillo del consumidor. Entre las averías más comunes en los coches viejos destacan las siguientes:
- El desgaste de la correa de distribución, que de no sustituirla a tiempo supone riesgo de rotura, dañando gravemente el motor.
- El embrague es también víctima de la edad provocando el denominado ‘efecto patinado’.
- Piezas de frenado que poco a poco y debido al uso reducen su capacidad de frenar.
La problemática de las emisiones contaminantes
Por otro lado, está la mayor contaminación. Comprar un coche eléctrico o híbrido no es la única manera de ayudar a combatir la huella de carbono. Una renovación del parque supone además una mejora en las emisiones de los vehículos, también en los diésel y gasolina, por el progreso aplicado en los sistemas de combustión.
La problemática en este aspecto es evidente, pues en 2023 entrarán en vigor las nuevas Zonas de Bajas Emisiones (ZBE) en todas las ciudades que tengan más de 50.000 habitantes, excluyendo de ellas un buen puñado de coches veteranos.
En los países con coches más nuevos, las emisiones están disminuyendo. A esto contribuyen no solo el impulso de la demanda de automóviles eléctricos o híbridos sino también las nuevas tecnologías que incorporan los motores de combustión, que permiten reducir los consumos y son más respetuosas con el medio ambiente.