Éste es el titular que la Vanguardia de Barcelona ha puesto en uno de sus artículos el cual explica la demanda puesta por un usuario que contrató Wanadoo y sin llegar a tener ADSL la compañía le reclamaba las mensualidades. «Eneas», que es el usuario que interpuso la demanda apareció en TV Hospitalet explicando el caso y es que Wanadoo ha tenido que devolver el dinero de un servicio no prestado. A continuación, os mostramos el artículo completo y sobre todo para aquellos que estáis teniendo problemas con este ISP, tomado buena nota porque parece ser que finalmente se está haciendo justicia.
Deshacerse del contrato de internet puede ser una pesadilla. Y si no, que se lo pregunten a Héctor Muñoz Anaya (Eneas en ADSLzone), un profesor que tuvo que recurrir a la Junta Arbitral de Consum de l´Hospitalet de Llobregat para ganar la batalla a Wanadoo. Más que un contrato, aquello era una camisa de fuerza. La junta arbitral ha dictado que Wanadoo facturó y cobró un servicio no realizado; le exige la devolución del dinero cobrado indebidamente y reconoce al cliente el perjuicio ocasionado.
El testimonio de Héctor Muñoz Anaya se suma al de muchos otros ciudadanos que en los últimos días han venido denunciando las trabas que pone Wanadoo para finiquitar el contrato de internet con sus clientes. Aquellos usuarios que se consideran víctimas de un mal servicio y deciden abandonar la compañía, se encuentran con una dura respuesta empresarial: la amenaza de ser incluirlos en la lista públicas de morosos y de ser llevados ante el juez con una demanda.
El vía crucis del profesor Muñoz es antológico, y resume los casos de los que viene dando cuenta la sección de Cartas de los Lectores de este diario. Decidió contratar una línea de ADSL (noviembre del 2003) pero Wanadoo empezó a cobrarle el servicio sin que hubiera recibido en su casa el kit de conexión. Pese a que informó repetidamente a la compañía de esta circunstancia, los recibos le fueron cargados a su cuenta. Héctor Muñoz se planteó dejar de pagar, pero no lo hizo. Se encontró con la amenaza de que iba a ser incluido en una lista de morosos, lo que en su caso resultó un argumento decisivo para seguir pagando.
«Ni siquiera pude contratar los servicios de otra compañía de internet, ya que me retuvieron el dispositivo unos meses. Así que no sólo no me daban un servicio, sino que me impidieron contratar otro, lo cual me ocasionó un perjuicio enorme dado mi trabajo», señala este profesor residente en l´Hospitalet.
Como muchos otros clientes o ex clientes, él se queja de los obstáculos que pone Wanadoo. «Te puedes dar de alta por teléfono, pero no sabes ninguna de las condiciones del contrato, como, por ejemplo, que es por un año«, dice. Contratar es fácil; pero cuando surgen los problemas de servicio, la atención al cliente se queda en llamadas infructuosas en espera a un 902, lo que ocasiona, además, una verdadera sangría económica. Y si la decisión es darse de baja, eso tampoco es fácil. Mira por dónde, en estos casos, ya no sirve el teléfono o internet. ¿Ser cliente es una moderna esclavitud?
Héctor Muñoz, por ejemplo, se lamenta de que el número de fax que le dieron para darse de baja no daba señales de vida, con lo que tuvo que enviar un burofax (que Correos tramita) como única manera de tener pruebas de que había querido darse de baja, y de que tenía el acuse de recibo para demostrarlo llegado el caso… como así fue.
Presentó denuncia ante la Junta Arbitral de Consum, que finalmente le ha dado la razón. Queda sentenciado que está resuelto el contrato; que se le debe devolver el dinero pagado e, incluso, se le reconoce el derecho a percibir daños y perjuicios. Aún no ha cobrado su deuda, pero considera que el fallo es un éxito total. Revive lo acontecido como un triunfo, «porque hay miles de casos como el mío o parecidos». Este diario, sin embargo, no pudo obtener de la empresa una versión de lo ocurrido.
Enric Aloy, director de la Agència Catalana de Consum, confirma que el 40% de los casos de la junta arbitral se refieren a denuncias relacionadas con los servicios de telefonía (fija, móvil e internet). Aloy concluye que el problema es que algunas compañías carecen de un servicio de atención al cliente. Opina, además, que debería lograrse que de una manera u otra todas las compañías de servicios estuvieran obligadas a acogerse a las resoluciones de las juntas arbitrales, que prestan una justicia rápida y gratuita al consumidor. El problema es que la participación de estas empresas es voluntaria.Wanadoo, por ejemplo, ha decidido hace poco retirarse de la Junta Arbitral de la Generalitat.
Este era el email que nos mandaba nuestro amigo:
«Hace pocos días TV de L»Hospitalet me hizo una entrevista y la emitió en el informativo de las 21.00 horas del día 29 de diciembre de 2004. Fur el primer medio de comunicación, que yo sepa, que tuvo la valentía de abordar un tema que para otros es tabú… ¡Por llamarlo de alguna forma»
Hoy, martes, 11 de enero de 2004, LaVanguardia publica un artículo. Y también publica una carta que envié a la sección Cartas de los lectores.
Esto no habría sido posible sin vuestra ayuda, ya que gracias a vuestros mensajes, quejas, denuncias y escritos, Wanadoo está empezando a darse cuenta de que su política tiene un coste y va a ser muy alto…
Ahora no podemos parar, amigos. No importa que alguno de nosotros haya ganado una batalla. Hay que seguir luchando por los que están las listas de morosos, por quienes van a enfrentarse a la Justicia sin merecerlo y, en general, por todos los que sufren los abusos cotidianos de este imperio mediático que, tal vez hoy, ha empezado a declinar.»